Orlando Martínez
"El veterinario": Informante clave en el crimen de Orlando Martínez
Hoy se sabe que las piezas clave en el rompecabezas de incertidumbre las puso el ex general de la Policía Nacional, Raúl Darío Aristy Calvo

Orlando Martínez, quien fue asesinado el 17 de marzo de 1975, en su área de trabajo del periódico El Nacional.
Por más de dos décadas, el caso de Orlando Martínez estuvo sumido en el silencio y la impunidad hasta que una figura clave, conocida como "El Veterinario", proporcionó información que logró cerrar el proceso.
Hoy se sabe que las piezas clave en el rompecabezas de incertidumbre las puso el ex general de la Policía Nacional, Raúl Darío Aristy Calvo, una persona que perteneció a las filas de la institución durante los doce años de gobierno de Joaquín Balaguer.
"Yo quería comunicarlo, pero no me atrevía", fueron las palabras con las que, entrevistado en anonimato, el hombre identificado como “El Veterinario” justificó ante el periodista Panky Corcino, en un artículo del Listín Diario en el año 2000, el prolongado silencio sobre los detalles del crimen de Orlando.
Ahora, 50 años después del asesinato, el abogado Juan Miguel Castillo Pantaleón, que instruyó el caso hasta llevar a los responsables a condena, revela el nombre del personaje que aportó documentos clave en el proceso: el ex general Raúl Darío Aristy Calvo.
El entonces juez de instrucción del caso, Castillo Pantaleón, sabía que Aristy Calvo tenía información importante sobre el asesinato de Orlando Martínez, pero obtener su testimonio no fue una tarea sencilla para él.
Durante su primer encuentro, "El Veterinario" se mostró hermético y temeroso. Debió insistir en varias ocasiones hasta conseguir la colaboración.
"Ayúdeme, yo sé que usted sabe", le insistía el juez Castillo Pantaleón.
Un día, el hombre lo citó al parqueo del supermercado Hola de la avenida Sarasota. Era temprano en la mañana de un sábado. Una vez el juez subió al vehículo, el hombre condujo de forma despavorida con ruta a San Cristóbal.
En la carretera hizo un giro brusco por una finca hasta detenerse, desmontarse y comenzar a caminar. Mientras lo hacía, el señor comenzó a hablar sin que el juez pudiera entender las cosas que decía.
Fue entonces cuando Castillo Pantaleón dice que lo detuvo y le comenzó a mencionar los nombres de los autores materiales, basado en su hipótesis del caso. Ante eso, el pasado policía le dijo que ya lo sabía todo, que esas eran las personas que cometieron el crimen.
El juez contó que le decía al informante que la única manera de probarlo era mostrando el expediente donde se encontraban los interrogatorios y la investigación que había hecho el ex jefe de la Policía Nacional, Neit Nivar Seijas, en 1975.
Juan Miguel Castillo Pantaleón insistió: "Usted tiene algo, porque esto es demasiado grave como para que no haya guardado una copia".
Aristy Calvo intentaba esquivar la conversación, argumentando que era peligroso. Luego, decidió acompañar al juez hasta la salida de la finca y, en un gesto inesperado, le regaló un saco con plátanos, limones y toronjas.
El magistrado entendió que este gesto no solo era una muestra de cortesía, sino una estrategia de distracción y una manera de prolongar el contacto, sin revelar demasiado.
El tiempo pasó, y el togado continuó insistiendo, buscando la manera de convencer al expolicía de que revelara lo que sabía. Un día, recibió una llamada inesperada de Raúl Darío Aristy Calvo.
Se encontraron en un negocio de la esposa del juez. Cuando llegó, Aristy Calvo traía consigo una ficha con los datos de un vehículo, su placa y una marca de clip oxidado.
"Este es el vehículo en el que ellos andaban", repite Juan Miguel Castillo Pantaleón que le dijo este informante.
Al ver la ficha y notar el óxido del clip, el juez comprendió que el documento tenía al menos 20 años de antigüedad.
El magistrado pensó que, si él tenía eso, también tenía el expediente. Se lo pidió, pero Aristy Calvo se negó. Ante esto, el representante judicial le aseguró que su identidad sería resguardada.

Raúl Darío Calvo, ex general de la Policía Nacional, fue clave para armar el expediente del caso.
Aristy Calvo quería asegurarse de que, en caso de otro encuentro, pudieran reconocerse sin riesgo.
En su despedida, le entregó una gorra negra de los Yankees de Nueva York y le dijo que cuando volvieran a reunirse, Castillo Pantaleón debía ponerse esa cachucha. Hoy, aun la conserva.
Los documentos entregados por "El Veterinario" permitieron a Castillo Pantaleón concluir la sumaria del crimen, lo que desencadenó un proceso judicial que sirvió de prueba para evaluar la debilidad de la justicia dominicana y la impunidad que reinaba en sus instituciones.
La sentencia contra los responsables materiales del asesinato del periodista Orlando Martínez cerró una fase del caso. No obstante, quedó pendiente el encausamiento de los autores intelectuales del crimen.
En el 2000, sentado en su finca en el interior del país, Aristy Calvo, quien tras su retiro se mantuvo alerta y armado debido a los atentados que sufrió en el pasado, relató cómo altos mandos militares conocieron la verdad desde 1975, pero se abstuvieron de hablar.
"Todos confesaron", aseguró, refiriéndose a los militares de la época que, por temor o compromiso, guardaron silencio durante décadas.