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Orlando Martínez

El último día de trabajo del periodista Orlando Martínez

Joseph Cáceres, periodista y compañero de trabajo, fue la última persona de la redacción en verlo con vida y relató aquellos momentos previos a su muerte

El periodista Orlando Martínez fue asesinado el 17 de marzo de 1975.

El periodista Orlando Martínez fue asesinado el 17 de marzo de 1975.

El 17 de marzo de 1975, el periodista Orlando Martínez vivió su último día en el periódico El Nacional.

Joseph Cáceres, periodista y compañero de trabajo, fue la última persona de la redacción en verlo con vida y relató aquellos momentos previos a su muerte.

"Aquel día me tocaba quedarme en la redacción del periódico. Cada periodista tenía un día asignado para quedarse más tarde en caso de que ocurriera algo, y a mí me tocaban los viernes", recuerda Cáceres 50 años después.

Aunque su especialidad era el periodismo de entretenimiento, ese día estaba cumpliendo con su turno vespertino en la redacción y aprovechó el tiempo para adelantar su columna en la revista “Ahora”, escribiendo sobre la próxima Semana Santa.

Mientras trabajaba, Orlando Martínez también permanecía en su oficina dentro del periódico.

En un momento, sonó el teléfono. En aquel entonces no existían los celulares, por lo que las comunicaciones eran exclusivamente por líneas fijas. Orlando recibió una llamada, salió de su oficina y se acercó a Cáceres. En su mente quedó grabada la última imagen de Orlando.

“Yo fui el último que lo vi en la redacción. Lo recuerdo con un poco de barba, como si no se hubiera afeitado. Me tocó por el brazo y me dijo: 'El trabajo que estás haciendo, pásalo por debajo de la puerta. Orlando parecía tener prisa”, comentó Cáceres.

Joseph, sin saber que sería la última vez que lo vería, recuerda que Orlando tomó sus documentos, salió de la redacción y se dirigió a la universidad, donde poco después caería asesinado.

La noche

Esa noche estaba lluviosa y Orlando tenía previsto asistir a la Biblioteca Nacional para la puesta en circulación de un libro de Mario Emilio Pérez.

Orlando se percató de que lo seguían. Un vehículo le cerró el paso estratégicamente y lo encajonó. Intentó reaccionar, abriendo la guantera para tomar su revólver calibre 38, pero antes de que pudiera defenderse, ya dos hombres habían bajado del auto perseguidor. Eran Alfredo Lluberes Ricart y Mariano Durán Cabrera.

Juan Miguel Castillo Pantaleón, el juez que instruyó el proceso contra los asesinos, cuenta que en los interrogatorios Lluberes Ricart gritó que era un asalto, mientras que Durán Cabrera le decía a Orlando que estaba arrestado.

Sus palabras evidenciaban la naturaleza irregular del ataque.

Orlando, ya con el pie izquierdo fuera del vehículo, intentó protegerse, pero Lluberes Ricart disparó primero. La bala atravesó su brazo izquierdo y se incrustó en la puerta del pasajero.

Acto seguido, Durán Cabrera, quien estaba del lado del pasajero, también disparó, y esta vez el tiro fue mortal. El proyectil penetró por el pómulo derecho de Orlando y se alojó en la base de su cráneo sin salida.

Una patrulla se presentó en la escena y trasladó el cuerpo al Hospital Marión, ubicado cerca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde fue declarado muerto. Su vehículo quedó en manos de las autoridades como parte de la investigación.

La noticia de su muerte se difundió en la radio alrededor de las 8:30 pm, cuando el evento aún estaba en curso.

Las circunstancias del crimen dificultaron la identificación inmediata de los responsables. La avenida estaba poco iluminada y casi desierta debido a la llovizna. No hubo testigos directos del asesinato, sin embargo, con el tiempo, se reconstruyeron los hechos.

Los agresores huyeron y en el camino, discutían entre ellos porque “habían dañado el servicio”, ya que el plan inicial era “darle una golpiza con unos tubos”.

La noticia

Esa misma noche, la información cayó como una bomba en la sociedad.

“Llamaron a la central del periódico, pero como no había nadie más, la llamada me la pasó a mí. Me sorprendí, aunque de alguna manera lo sabía, porque Orlando era de izquierda, por los trabajos que había publicado”, recuerda Cáceres.

La voz del otro lado de la línea le confirmaba la noticia que jamás hubiera querido escuchar: Orlando Martínez había sido asesinado.

Sin perder tiempo, tomó el teléfono y comenzó a llamar a los principales responsables del periódico.

“Me encargué de llamar al director del periódico, al dueño, al jefe de redacción, a cada uno en sus casas, para decirles lo que había ocurrido.”, explicó.

Para Joseph Cáceres, fue una experiencia traumática. Su amigo Orlando también dejó en él una enseñanza que guió su carrera como periodista.

“Siguiendo su ejemplo, adopté en gran medida la misma actitud de Orlando. Aprendí de él que en la comunicación no siempre se trata de desplegarse en enfoques superficiales, sino de hacer que la gente entienda y comprenda lo que realmente es importante”, concluyó.

Este lunes se cumplen 50 años del asesinato del periodista Orlando Martínez. 

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