Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

QUO VADIS

La botija de Negro Trujillo

Cuando ocurrió el ajusticiamiento de Trujillo en 1961, el hermano del dictador Héctor Bienvenido Trujillo (Negro), quien había sido presidente de la República dentro del régimen, desde el 16 de agosto de 1952 hasta el 3 de agosto de 1960, al enterarse del acontecimiento salió de su residencia hacia su casa campestre ubicada en los terrenos del hoy Mirador del Sur.

Era una actitud extraña, en vez de ir de inmediato al Palacio Nacional salió hacia esa localidad, sin nadie explicarse su ausencia en los primeros momentos de descubierto el magnicidio.

A Negro nunca se le había visto ir a un banco, ni hacer una transacción bancaria, ya que siempre se manejaba con dinero en efectivo y sus dádivas las daba en pequeños sobres manilas.

Negro necesitaba urgentemente tener a mano su cuantiosa fortuna, la cual estaba en efectivo, guardada en múltiples fundas de papel colocadas en cajas de zapatos.

Era tal la cantidad que se vio abrumado por la imposibilidad de contar tanto dinero, por lo que tuvo que mandar a buscar tres cajeros del Banco de Reservas para que le contaran la cantidad: unos trece millones de pesos.

Una vez determinada la suma la embaló en unos pequeños sacos blancos donde los bancos guardaban los efectivos y se quedó con ellos debajo de la cama para cuando tuviera que salir del país.

Ramfis lo sacó del país junto a Petán, el otro hermano del dictador, pero a las pocas semanas de exilio forzoso, les permitió regresar.

El 19 de noviembre de 1961, Petán y Negro se aparecieron armados al Palacio Nacional intentando dar un golpe de Estado al presidente Balaguer, quien les amenazó con un desembarco de los infantes de marina norteamericanos.

Ese mismo día 19 de noviembre partieron para el exilio, pero a la hora de su salida Negro pidió que le canjearan los trece millones de pesos por dólares en el Banco de Reservas. En vista de que ya había abandonado el país, el presidente Balaguer confiscó el dinero.

Por el año 2012 un apreciado amigo que era alto funcionario palaciego se encontraba padeciendo una enfermedad terminal y fui a visitarlo a su residencia.

Cuando estoy en su habitación, me pidió que cerrara la puerta, que buscara debajo de su cama y le pasara una caja de zapatos. Cuando se la entrego en ella tenía envuelto en medias mucho dinero en dólares y pesos. Pero eran muchas las cajas.

Cuando me muestra eso, mi reacción inmediata fue recomendarle que tenía que depositarlo en un banco.

Me dijo que no, que él lo iba a guardar en dos sacos y enterrarlos en su finca de Villa Altagracia.

Esa fue la última vez que hablé con él, no supe qué pasó con ese dinero, pero luego me enteré que era ahijado precisamente de Negro Trujillo y parece que asumió también ese método de ahorros como costumbre.