Bulevar de la 27 de Febrero: de la utilidad al desasosiego

Motores y otros vehículos circulan libremente por el boulevard a la luz de todos.
El reloj del bulevar de la prolongación 27 de Febrero, considerado por muchos como el rostro de Santo Domingo, es algo parecido al Big Ben, en Londres, o a la Torre Eiffel, en París. Un ícono que a los pocos meses de ser inaugurado perdió el giro de sus manecillas y hoy solo funciona como un espacio para albergar a personas sin hogar y diversas actividades ilícitas.
Su autor José Ignacio Morales, “El Artístico”, lo levantó con esmero. Y en la época de su inauguración, en el año 2000, destacó por la celebración de la creación de un bulevar que representaría un espacio público atractivo para pasar momentos de calidad en familia o de manera individual.
“Actualmente ese reloj amanece lleno de haitianos y tres o cuatro trabajadoras sexuales en abandono, acompañadas de sus pertenencias”, fueron las palabras de dos trabajadores, cuyos nombres prefirieron mantener en el anonimato.
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