Delega y transforma
No hay sombras que oculten a un mentor. Nadie se atreverá a supervisar el trabajo de un mentor. Ni a supervisarlo. Cualquier tipo de agrupación humana lo respetara porque sabe hacer crecer.
Ser jefe es ocasional y siempre trae en su paquete la estampa de un final.
El mentor, sin embargo, siempre seguirá ejerciendo su experiencia frente al grupo que forjó aunque ya no forme parte de él.
Esta y otras reflexiones son temas del libro “Delega y Transforma, de María Esther Fernández, que su autora acaba de publicar por Bien-etre Media Group.
Desde el primer capitulo (que Fernández comienza con una cita de Andrew Carnegie: “Nadie es un gran líder si quiere hacerlotodo por sí mismo o atribuirse el crédito por hacerlo”), hay olor a experiencia. Divulga que el mentor está presente desde el sano consejo hasta la encomienda de eventos profesionales a ser realizados por su equipo. Todo este accionar, reflexiona Fernández, puede armar las claves del crecimiento de un colectivo profesional de manos de su mentor, aunque estas últimas solo aparezcan en el papel como simples consejeras.
De todas formas, solo estamos refiriendo algunas ideas contenidas en los primeros cápitulos de esta obra que no solo va dirigida a los profesionales que persiguen el éxito, sino a los distintos grupos humanos que buscan su camino por guías capacitados para formarlos en el arte de la acción por sus propios esfuerzos, gracias al arte de delegar.
Esta obra, escrita con la sencillez de la experiencia, constribuye a hacer pensar con exposiciones práctias y lúcidas sobre las distintas faces de la delegación por quien posea una responsabilidad de liderazgo, o aspire a alcanzarla.
“Delega y transfora” es una obra necesaria y llena de enseñanzas. Su autora debe ser escuchada y leída. Aquíno hay consejos, sino el resumen de una vida dedicada a resaltar la importancia de ser líder.
Ella mucho tiene que enseñarnos.