Mis anhelos de Navidad
Estamos próximos a la Nochebuena y como cada año, la Navidad llega con su luz y con ella renacen nuestras esperanzas.
Es tiempo de mirar al cielo, de ver al niño Jesús como la promesa de un mañana mejor y de pedirle con fe y humildad nuestros más grandes anhelos.
Al niño Jesús le pido para mi país: justicia, oportunidades y un mejor porvenir. Que podamos construir una sociedad donde nadie se quede atrás, donde cada dominicano tenga acceso a salud, educación y dignidad.
Porque duele ver cómo muchos hacen esfuerzos sobrehumanos, luchan por sobrevivir y aun así no llegan a la orilla, se ahogan en medio del mar de la indiferencia.
Que esta Navidad encienda la voluntad para resolver los problemas que nos golpean y que nos quitan la paz: la crisis en el sistema de salud que no atiende a los más vulnerables, la inseguridad en las calles, el tránsito que nos roba vidas y nos hace vivir con miedo constante, como si tuviéramos que salir de casa rogando volver. Que podamos ser un país donde el respeto, el orden, las leyes y la esperanza les ganen la batalla al caos y la desesperanza.
Al mundo, le pido paz. Que la Navidad no sea solo una fecha, sino una manera de vivir todos los días.
Que las manos y los corazones no sostengan armas ni odios, sino deseos de entendimiento y amor.
Que en lugares como Ucrania, Gaza, Israel y otras tierras golpeadas por la guerra, reine el diálogo y el perdón.
Que no sigamos viendo la infancia convertida en escombros y la humanidad desangrándose por no querer comprenderse.
Que cese el ruido de las bombas y surja el silencio de la paz; que el amor le gane la guerra a la violencia. Porque hoy más que nunca, necesitamos un mundo donde ser humano signifique ser hermano, no enemigo.
A mi familia, unidad y amor. Que nos mantengamos juntos, a pesar de todo. Que aprendamos a valorarnos más, a abrazarnos más y a preocuparnos menos por lo que no importa.
Que el amor sea el lazo más fuerte que nos una, y que en cada sonrisa encontremos la verdadera riqueza de la vida.
Para mí, le pido al niño Jesús fuerza y sabiduría. Fuerza para no rendirme cuando el camino parezca largo y sabiduría para no perder de vista lo realmente importante.
Que no me falte la fe ni la voluntad de sembrar cosas buenas a mi alrededor.
Que pueda ser un instrumento de esperanza, que hable con propósito y que actúe con amor.
Para que en esta noche sagrada, el amor vuelva a nacer.
Que en cada hogar y en cada corazón dominicano, esta Navidad nos inspire a ser mejores, a tender la mano y a construir un mañana más justo.
Que en el mundo, donde hoy hay odio, haya entendimiento; donde hay oscuridad, renazca la luz; y donde hay dolor, nazca el consuelo.
Y así, con el Niño Jesús como faro, que recordemos que ¡Sí se puede!
Que si cada uno hace su parte, si cada uno aporta amor, justicia y esperanza, el país, el mundo y nuestras familias serán mejores. Que esta Nochebuena sea un renacer para todos.
Que la paz, el amor y la luz de la Navidad permanezcan siempre con nosotros. ¡Feliz Navidad!