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enfoque: Internacional

Más de la mitad de los estadounidenses se endeudará en esta navidad

La Navidad es la época más maravillosa del año, afirma una famosa canción creada en 1963, que se repite todos los años en estas fechas. En efecto, es un período lleno de fiestas, luces, banquetes y la alegría de dar y recibir regalos.

Pero la temporada navideña también trae para muchos algo menos festivo: la carga de la deuda. Una reciente encuesta del sitio web Debt.com indica que el 66 por ciento de los estadounidenses planea endeudarse para costear sus compras de Navidad en este año. La estadística es reveladora de una cultura profundamente arraigada en el consumismo. Debt.com es un sitio web que ofrece a los consumidores recursos para manejar las deudas de tarjetas de crédito, deudas de préstamos estudiantiles, deudas en el pago de impuestos, reparación de crédito y más.

El estudio indica en el siguiente desglose la magnitud de las deudas que los norteamericanos piensan contraer en las compras de esta temporada:

• El 26% de los encuestados espera endeudarse entre $100 y $300.

• El 13% planea asumir entre $300 y $500.

• El 17% prevé una deuda de $500 a $700.

• El 19% calcula que su deuda oscilará entre $700 y $900.

• El 15% estima que contraerá una deuda entre $900 y $1.000.

• Y el 10% teme superar los $1.000 en deudas en las compras navideñas.

La tendencia a endeudarse está impulsada por el creciente uso de las tarjetas de crédito. Y este año hay una novedad en las compras: muchas personas confiarán en las recomendaciones de la inteligencia artificial (IA) para adquirir regalos ideales para sus seres queridos. El 65% de los encuestados por Debt.com dijo que gastaría más en regalos recomendados por la IA.

“Las deudas por compras navideñas no son nada nuevo, pero la intersección de la tecnología de IA y el financiamiento a plazos es un desafío único este año”, expresó Howard Dvorkin, contador público y presidente de Debt.com. “Los consumidores deben recordar que la deuda tiene un efecto dominó… Es fundamental comprar dentro de sus posibilidades y planificar las consecuencias financieras del gasto excesivo”.

¿Por qué tantas personas sienten la necesidad de gastar más allá de sus posibilidades en estas fechas? La causa de esta tendencia puede explicarse en gran medida por la presión cultural y comercial en torno a las fiestas. Las tiendas promueven ofertas desde octubre, mucho antes del Día de Acción de Gracias, que a fines de noviembre marca el inicio de la temporada de compras. El día después de esa festividad tradicional estadounidense es el Viernes Negro, cuando los compradores invaden los centros comerciales o buscan obsequios en empresas de ventas en Internet como Amazon, aprovechando los descuentos que se ofrecen ese día.

Las campañas publicitarias apelan constantemente a nuestra emoción, con el mensaje de que la calidad o el precio de un regalo equivale al nivel de afecto que sentimos por nuestros seres queridos. Ese mensaje, incrustado en la psiquis de los consumidores, es poderoso y difícil de resistir.

A la vez, nadie quiere decepcionar a sus allegados. Nadie quiere ser el anfitrión que no tiene un banquete perfecto o el padre que no cumple con las expectativas de regalos de sus hijos. En consecuencia, muchas personas recurren a las tarjetas de crédito o a los préstamos. El dolor financiero para el bolsillo se aplaza hasta enero, cuando llegan facturas que tardarán meses, o incluso años, en saldarse.

Aunque puede parecer una solución rápida, la deuda tiene un costo elevado porque los intereses se acumulan. Y está además el impacto emocional: la ansiedad y el estrés financiero pueden socavar la felicidad que se buscó al aceptar una deuda.

La solución no es eliminar la generosidad ni la celebración, sino dar prioridad a lo que realmente importa. ¿Lo más valioso que podemos dar a nuestros seres queridos es un objeto caro? ¿O será tiempo, atención, amor? Una cena sencilla con familiares y amistades es más gratificante que un regalo costoso enviado desde la distancia.

La magia de la temporada no está en los presentes que devastan la cuenta de banco, sino en la conexión humana, en los momentos compartidos. Esa es la verdadera magia, y no tiene precio. [FIRMAS PRESS]

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