sin paños tibios
Un llamado a la concordia nacional
Con altas y bajas –obviando la crisis bancaria de 2003–, el país ha tenido un crecimiento económico sostenido en las últimas décadas. Aunque el mismo no ha conllevado una redistribución del ingreso más justa, equitativa y quedan muchos rezagos en materia de acceso a servicios esenciales públicos, en política monetaria, control de inflación, clima que propicia inversión extranjera y respeto al Estado de derecho, etc., el país transita la senda correcta.
Anestesiados por nuestro desempeño económico, nos preocupamos más en compararnos con la región y obviamos que la razón real de dicho crecimiento –el factor que ha permitido décadas de estabilidad económica y crecimiento– ha sido la estabilidad política.
El continente bulle en incertidumbre, caos, crisis de gobernabilidad y legitimidad. Porque en buena parte de América Latina gobiernos gobiernan desde la precariedad y el cuestionamiento generalizado, vale la pena recordar la clave de nuestro éxito sostenido; hoy, que algunos coquetean con fórmulas alternas de gobierno y estabilidad social ajenas a nuestro ordenamiento jurídico.
Si algo nos enseñó la Revolución de Abril es que los problemas nacionales deben ser abordados y resueltos con el acuerdo y participación de todas las fuerzas políticas. De 1978 para acá, los momentos más álgidos de nuestra vida democrática fueron enfrentados y resueltos con más democracia (1978, 1986, 1994, 2020).
A pesar de desencuentros y desavenencias, nuestros líderes políticos tienen sentido de Estado y han sabido sentarse a la mesa en situaciones críticas; dialogar, hacer acuerdos y cumplirlos.
A pesar de contar con amplia mayoría y ser, en esencia, una persona abierta al debate plural y al diálogo; por si solo el gobierno del presidente Abinader no podrá (ni él, ni ningún otro) abordar y solucionar los grandes temas nacionales, si no es dentro del marco de un acuerdo país que, desde un espíritu de concordia y entendimiento político, social y económico, aglutine los actores organizados –y a los que no–; porque nadie debe quedar fuera de un entendimiento nacional que propicie el debate y sirva de garantía de continuidad del sistema político y sus reglas, pero también como piedra angular para su mejora.
El llamado a la concordia hecho por el Listín Diario, más que una reafirmación de su compromiso con los mejores intereses del pueblo dominicano, es también una propuesta de mecanismo para poder discutir, acordar, diseñar e implementar el país que queremos y merecemos ser por las próximas décadas.
Este llamado del Listín a la unidad –a dar un paso al frente por la concordia nacional–, es un llamado a la reflexión, al entendimiento, al diálogo, y a la unidad frente a los grandes desafíos nacionales que nos unen; un llamado que el liderazgo nacional no puede obviar, porque una vez más, sabrá estar a la altura de las circunstancias.