DNI: Espionaje, extorsión y mordaza
Es una pena que llegar al poder y mantenerse, sea más importante que el gobernar para el beneficio y bienestar de una comunidad. Para mantenerse en el poder o hacer lo que les viene en ganas, los mandatarios déspotas, se rodean de criminales y delincuentes, que les protegen en cualquier circunstancia. Y al mismo tiempo comienzan a modificar leyes con el objeto de crear las condiciones para la persecución política y el apresamiento de los disidentes del régimen, que casi siempre es maldito.
Las libertades, las conquistas, los derechos humanos, nada de esto importa y las libertades comienzan a perderse. Vivan Bukele, Milei, Ortega y el gobierno del Cambio. Los cuatro mosqueteros del apocalipsis democrático de nuestros pueblos.
A estos guardianes de la democracia y las libertades, lo que les importa es asegurar la protección de la silla de alfileres, sin importar si para ello se deba ser déspota y tener como metas un despropósito irracional para la nación.
En el día de ayer la libertad de expresión, la prensa y los medios en sentido general, así como la privacidad y el derecho a la expresión del pensamiento, han sufrido una gran derrota. O al menos un intento de ello.
A pesar que se ha promulgado una ley que legaliza el espionaje a discreción por parte del presidente de la República, sin importar que el mismo presidente pueda en un momento actuar con despropósitos y deba ser investigado, coloca al pueblo dominicano en una posición de vigilancia y lucha. Ese poder discrecional en manos de un presidente que no debería ser juez y parte, es una amenaza y una guerra avisada para los dominicanos.
Promulgar una ley para que supuestamente se proteja y contrarreste cualquier intento de atacar la constitución del país, (término que debe aclararse muy bien) tal cual como dice la prensa en el día de hoy, con esa Ley que nosotros titulamos, la ley del calié, realmente parece más una mordaza, un camino a la extorsión, una puerta para el chantaje antidemocrático, un recordatorio de la maldita era de Trujillo, legalizado por un conjunto de alumnos predilectos del barrilito y del hombre del maletín. Pero en un intento que traerá consecuencias muy negativas a la nación dominicana y muchos brotes de violencia.
Querer recuperar por la fuerza, la autoridad perdida por incompetencias e ineptitudes como mandatarios o funcionarios, no resuelve el problema institucional del país.
Actuar de manera impulsiva, emocional, con malcriadezas, para querer confrontar la verdad con injusticias, no es más que una abominación a los ojos del Todopoderoso. (Romanos 1)La República Dominicana no merece ser gobernado por malos mayordomos ni por malos líderes aferrados a sus pésimos despropósitos. Y mucho menos que existan leyes que le otorguen poderes cuasi absolutos a ningún presidente de la república.
Esa ley del calié que nunca pensamos en el día de hoy sería precisamente promulgada, es un despropósito y el pueblo dominicano debe empoderarse rápidamente, buscando la inconstitucionalidad de la misma y al mismo tiempo paralizando todo lo que sea necesario paralizar, de forma tal que esta ley sea derogada. No se sostiene esta posibilidad de discrecionalidad por parte de ningún presidente de la República en esta despótica ley de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).
Se desconocen los acuerdos por debajo de la mesa que pudieran existir para insistir con esta ley que viene con todo el espíritu de la mordaza y en contra de la libertad de prensa y de expresión y otros derechos fundamentales, permitiendo a todas luces el abuso de poder, por el amor a la discrecionalidad que nunca seria reconocida en ningún acto potencial. Que jamás tocaría a un funcionario o relacionado clave pero que tendría siempre como diana a los disidentes.
Pues ese articulado de que de forma obligatoria se deben entregar a los “delincuentes y sospechosos del DNI y las demás unidades que formarán este equipo delincuencial”, informaciones privadas, datos incluso de clientes, o de cualquier naturaleza íntima, sencillamente estas actuaciones tienen que ser violatorias a los derechos humanos. Y le llamamos equipo delincuencial, porque sería una violación a derechos implementar dicha ley o aplicarla como se hará para callar conciencias, aunque se predique lo contrario.
Espionaje, extorsión, mordaza, actividades delictivas que serán comunes próximamente en las manos de delincuentes con carnets de la DNI, pero que usarán la fuerza para arrancar de las manos de sus dueños cualquier información real o inventada, pero que servirá para callar conciencias, poner un bozal o una mordaza, a las voces que intentan llevar luz y conciencia nacional, pero que no coinciden con la información manipulada pero oficial.
Al parecer somos un blanco de diana fácil, pues lamentablemente, no creemos en la falsedad de nuestra democracia y mucho menos en la buena fe de los políticos y los funcionarios. Y no solo no creemos en ellos en ningún nivel jerárquico, civil o militar, sino que el sentimiento y la lógica indican, que se han ganado el irrespeto de la población dominicana, aunque la mayoría calle o mantenga un bajo perfil.
Si me pregunto en quién creer y esto incluye a todos los falsos líderes que impactan de manera destructiva la nación, la soberanía y los valores que deberían adornar a las nuevas generaciones. Muchos de ellos enquistados en las cúpulas políticas partidarias y aliados de las peores formas de enriquecimiento ilícito.
Ojalá que el cuarto poder le demuestre al pueblo dominicano que al menos tiene un doliente que no se doblegara ante los abusos de poder y que no permitirá jamás la existencia de una dictadura en la República Dominicana. Que se mantendrán siendo guardianes de la verdad y del respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos y principios sobre los que debe fundamentarse nuestra carta magna.