EN ESPECIAL
Haití amplía campaña contra RD
El gobierno haitiano amplía su campaña contra República Dominicana en los más diversos escenarios y coyunturas, tratando de jerarquizar el conflicto por la construcción de un canal de riego en el río Dajabón como el principal problema de Haití.
El victimismo haitiano sale con diversos ropajes en la ONU, OEA y ante importantes figuras europeas en actividades distantes de los temas de seguridad.
La ONU ha advertido el riesgo para la región de la inseguridad en Haití, expresado en miles de asesinatos, violaciones y secuestros y el desplazamiento de cientos de miles de personas, lo que posibilitó unir a China, Rusia y Estados Unidos en el Consejo de Seguridad para autorizar el despliegue de una fuerza de apoyo en ese territorio, que llegaría en enero. El organismo ha enviado misiones en los últimos meses a documentar la gravedad de los hechos.
Empero, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, presa y cómplice de las élites empresariales-políticas y de los grupos armados, privilegia las diferencias por la construcción de la técnicamente inviable canaleta y el diferendo con República Dominicana y concentra sus energías en el tema, con mal disimulado matiz de campaña contra los vecinos
El primer ministro haitiano Ariel Henry alcanzó al expremier británico Tony Blair en Arabia Saudita, en una cumbre de este país con la comunidad del Caribe para solicitar su mediación ante el “monstruo” República Dominicana que trata de “impedirle” hasta tomar agua de un río compartido.
El relato es perverso, de un hombre que le comunicó (lo supongo teatralmente lloroso) al presidente dominicano su impotencia ante los grupos armados y poderosos sectores privados que serían los responsables de la ilegal construcción, desconocedora de los acuerdos de 1929, entre ambos países.
“El encuentro se dio en torno a la búsqueda de una solución negociada al diferendo fronterizo entre República Dominicana y la República de Haití por el uso de las aguas del río Masacre”, público la “Oficina del Primer Ministro Haitiano.
Es ingenuamente engañoso y lo que se quiere posicionar en un prestigioso político que ahora dirige una fundación dedicada, entre otras cosas a mediar en conflicto tan difíciles como el palestino-israelí, es un alegado sufrimiento como víctima de un vecino abusador.
“El jefe del Gobierno exploró con Blair la posibilidad de utilizar los buenos oficios de su fundación (Instituto para el Cambio Global) para facilitar la reanudación de las conversaciones con vistas a normalizar las relaciones entre los dos países, respetando los derechos reconocidos a cada uno”, precisa el comunicado del gobierno haitiano.
El melodrama no puede ser más cínico: venga, ayúdenos a que la gente de ese imperio nos escuche y vuelva al diálogo y nos permita usar el agua de nuestros ríos, que no se ha podido en espacios de la ONU ni con la mediación de la OEA.
No hay tal interés de una mediación, sino llevar hasta Europa el tema, sin una sola palabra sobre los reales problemas que hace ingobernable Haití, después del asesinato de su presidente. Al menos el asunto no figura en el comunicado oficial.
Blair, experimentado en mediación, y esto quizás no lo pensó Henry, voló rápidamente el jueves último a República Dominicana a escuchar “la otra campana” y fue recibido por el canciller y el presidente dominicano y uno supone que salió correctamente edificado.
El lunes pasado, visitó Haití el presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas, Dennis Francis, probablemente por la inminencia del despliegue de fuerzas allí, pero el gobierno haitiano comunicó “la búsqueda de una solución negociada” entre los dos países “para el uso de las aguas del río”.
Falta el Caucus Negro del congreso norteamericano, entre otras armas…