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ENFOQUE

Plan San Juan ¿Un castillo de naipes?

La provincia de San Juan, situada en el suroeste de la República Dominicana, representa un caso clásico de desequilibrio entre potencial y realidad. A pesar de sus tierras fértiles y su capacidad para aportar significativamente a la economía nacional, enfrenta desafíos críticos que incluyen la falta de agua y una política de desarrollo que parece desenfocada.

La provincia San Juan, con su municipio cabecera San Juan de la Maguana, está ubicada en la región suroeste de República Dominicana.

La provincia San Juan, con su municipio cabecera San Juan de la Maguana, está ubicada en la región suroeste de República Dominicana.Fuente externa

San Juan posee algunas de las tierras más fértiles de la República Dominicana, gracias a su singular geografía de llanura elevada. Ubicado a 400 metros sobre el nivel del mar, este valle no tiene parangón en todo el país. "Eso es una joya", afirmó recientemente en una entrevista el ingeniero Silvio Carrasco. La zona tiene el potencial para una producción agrícola diversificada como en ningún lugar de la geografía nacional.

Es indiscutible que la falta de agua es uno de los desafíos más apremiantes del lugar donde nací. Según datos de Carrasco, ingeniero y catedrático, la provincia requiere 200 millones de metros cúbicos de agua, pero solo cuenta con 60 millones almacenados en la presa de Sabaneta. Este déficit de 140 millones de metros cúbicos pone en jaque cualquier plan de desarrollo que busque fomentar la agricultura en la región.

El Plan San Juan, creado mediante el Decreto 64-22, con una promesa de inversión pública de RD$4,000 millones, contempla varias medidas para impulsar la economía provincial. Sin embargo, su enfoque en la diversificación de cultivos, la modernización de sistemas de riego y la canalización de recursos financieros hacia el sector agrícola parece desconectado de la realidad hídrica de la región.

Sorprendentemente, el plan no considera la construcción de la presa Dos Bocas, la cual podría resolver el déficit hídrico de la provincia. Al ignorar esta infraestructura clave, el Plan San Juan corre el riesgo de ser un castillo de naipes que podría colapsar ante la falta de un recurso tan vital como el agua.

La presa Dos Bocas sobre el Artibonito no sólo aliviaría el déficit hídrico de San Juan, sino que transformaría la provincia en la región más rica en agua del país. Además, la presa tendría el potencial de generar electricidad, cuyos ingresos podrían destinarse a trabajos de infraestructura y a proyectos de reforestación de la cuenca del Artibonito (la más grande La Hispaniola, con 9,000 kilómetros cuadrados, 6,000 en Haití y 3,000 en la República Dominicana).

Aunque con diferencias significativas en escala y contexto, el ejemplo de una represa binacional exitosa se puede encontrar en la central hidroeléctrica de ITAIPU. Conocida también como ITAIPU Binacional, esta hidroeléctrica está ubicada en la frontera entre Paraguay y Brasil, específicamente entre las ciudades de Hernandarias en Paraguay y Foz do Iguaçu en Brasil, sobre el río Paraná. Situada a tan solo 14 kilómetros al norte del Puente de la Amistad, la central sirve como un modelo global de cómo gestionar de forma conjunta un activo hidroeléctrico.

El río Artibonito, que es compartido con Haití, ofrece una oportunidad sin precedentes para la cooperación binacional en la gestión de recursos hídricos. Sin embargo, la falta de voluntad política y las tensiones entre ambos países han estancado cualquier progreso significativo. San Juan y Haití podrían beneficiarse mutuamente si se construyera la presa Dos Bocas, una propuesta que ya tiene su diseño prácticamente finalizado.

Por otro lado, San Juan también posee un gran potencial en la industria minera, específicamente en el oro. A pesar de esto, existen grupos de activistas en la provincia que se oponen a la explotación minera, argumentando riesgos ambientales. Este escenario pone de manifiesto una contradicción: mientras hay protestas contra la explotación minera, que podría financiar infraestructuras hídricas, no se observan manifestaciones a favor de obras que resuelvan el problema del agua. La mina de oro de GoldQuest tiene el potencial de generar hasta 465 millones de dólares en ingresos netos al país, 97 millones de los cuales deben quedarse en San Juan.

La provincia de San Juan está atrapada en una encrucijada entre su potencial y sus desafíos reales. Para superar esta situación, es indispensable replantear y sincronizar los objetivos de los planes de desarrollo con las necesidades básicas y potenciales. De igual manera, se necesita una diplomacia hídrica efectiva con Haití y una revisión crítica de la opinión pública frente al potencial minero.

El desarrollo sostenible de San Juan no solo es crucial para su población, sino que también podría servir como modelo para otras provincias con retos similares. Es hora de que las autoridades y la sociedad civil trabajen conjuntamente para crear un Plan de Desarrollo más coherente, inclusivo y sostenible. Un valle tan extraordinario con 20,000 hectáreas productivas no debería depender de la lluvia para sembrar frijoles.

Creo que la "diplomacia hídrica", concebida como una estrategia para tratar con Haití —con quien compartimos múltiples recursos acuíferos, incluidas las aguas subterráneas— podría iniciarse en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Este centro académico ya cuenta con antecedentes de debates e investigaciones conjuntas entre dominicanos y haitianos. La Vicepresidenta Raquel Peña, quien proviene de la PUCMM, debería estar bien informada al respecto y podría, quizás, liderar esta iniciativa.

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