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reflexiones del director

La noche en que Balaguer escapó de la muerte (1)

No habían pasado 12 horas desde que su helicóptero Alouette cayó a tierra, zarandeado por un temporal nocturno de lluvias y vientos, cuando volvió a desafiar el destino, con imperturbable indiferencia.

El presidente al momento de ser asistido tras accidente de helicóptero

El presidente al momento de ser asistido tras accidente de helicópteroFuente externa

En el mismo asiento trasero de otro helicóptero semejante al que se había desplomado en la pasada noche estaba sentado, listo para volar nuevo, el presidente Joaquín Balaguer, entonces en campaña electoral para su reelección.

Era el 11 de mayo de 1974 y faltaban pocos dias para las elecciones, por lo que el tiempo le apremiaba para completar su gira política por todo el país.

No era momento de acobardarse ante lo sucedido la noche antes cuando salvó su vida de milagro, junto a los oficiales militares que lo acompañaban en la cabina, tras el desplome del Alouette en unos matorrales de Villa Altagracia.

El helicóptero gemelo que lo escoltaba, también ocupado por oficiales de su escolta, se salvó de las turbulencias y, tras un breve reconocimiento del desastre, siguió su rumbo hacia la capital, dejando a los accidentados por muertos.

Yo , reportero del Listín Diario, iba delante del Alouette de Balaguer en un helicóptero más pequeño que ocupaba junto al periodista Juan Ramón Quiñones, de El Caribe, y un fotógrafo-camarógrafo de la Presidencia.

No teníamos la menor idea de lo que había pasado desde que aterrizamos sin inconvenientes en una pista aledaña del antiguo aeropuerto doméstico de Herrera y luego marchamos hacia nuestras redacciones a escribir las notas de la gira electoral de Balaguer ese día.

Cuando ya había terminado mi trabajo, un inesperado aviso de la televisora oficial anunciaba la urgente transmisión de un mensaje al país del Presidente Balaguer, algo que resultó tremendamente extraño por la hora.

Todavía con las evidencias de un traje arrugado, un semblante de guerrero cuasi-abatido y unos espejuelos que no eran los suyos, Balaguer apareció en pantalla en un escenario sin los habituales ornamentos utilizados para una alocución presidencial.

En pocos minutos, Balaguer informaba al país del nefasto suceso. Atribuyó la salvación de su vida a la protección divina de la Virgen de la Altagracia, pero no dio más detalles del accidente, salvo los esenciales para dejar al país fuertemente impactado por lo que sucedió.

En las Reflexiones del próximo domingo, describiré cómo Balaguer y los oficiales sobrevivientes salieron del escenario de la tragedia y volvieron a volar al día siguiente en el helicóptero gemelo, con el nuestro marcando el rumbo primero, como si nada hubiese pasado.