PUNTO DE MIRA
Una amistad entre dos diferentes Cámara
Durante años la gente me pregunta cómo se forjó mi relación con Bobochi, un niño extremadamente veloz que en su presentación ante nosotros en la Zona Colonial nos dejó asombrado con su atlética carrera. Como era
nuevo se le preguntó si sabia pelear. Su afirmación hizo que pasáramos la página.
El sábado nos juntamos para desandar la ruta de nuestra infancia. Escoltados por las desvencijadas casas donde moraban nuestros amiguitos, extrañamos a los viejos del barrio. Ahora los viejos somos nosotros.
Juntos o por separado íbamos a los desfiles militares o religiosos, jugábamos pelota en el solarcito del malecón con Sánchez, nos bañamos en las desaparecidas playas del Placer de los Estudios, hacíamos guerra de piedras en lo que era un solar en la Arzobispo Portes-Sánchez-José Gabriel García (contando con las reparaciones de Don Antonio de la Farmacia Santa Cruz) nos íbamos a jugar pelota a la Uni
versidad de Santo Domingo, hacíamos el ida y vuelta caminando para gastar el pasaje en golosinas y marotear en Mata Hambre y el Ensanche Primavera. Fue una niñez divertida.
El derrocamiento de Bosch llevó a Bobochi al exilio en México y a mí a la lucha revolucionaria. Dos adolescentes capaces de provocar el retorno a la democracia. La ausencia de Ramón Emilio dejó en el éter sus platónicos romances con Lina Columna y Alexis Chabebe. Nunca supieron de ese amor por ellas. Yo soy tímido y me pasó lo mismo con Melissa Segarra; también me derretía por Maritza Mieses.
La distancia nos mantuvo separados. Tenemos temperamentos distintos, pero nos queremos. Yo viví la clandestinidad por la agitación política de esos tiempos. Éramos patriotas y durante la Guerra de Abril, un día que terminó mi guardia en Santa Bárbara, marché fusil al hombro desde la casa de Duarte hasta la Iglesia del Carmen, la ruta habitual que haría el Patricio en su conspiración libertaria. Era un niño, pero me sentía su heredero moral.
El retornar, nos percatamos que escogimos ser periodistas. Retomamos la amistad mientras ejercíamos en “Ultima Hora”, hicimos algo de televisión. Años después nos juntamos en “La 91” y posteriormente forjamos “Freites y Colombo” en Radio Listín.Al caminar el barrio y degustar un café en “La Cafetera”, comprendimos que la amistad de personas diferentes puede ser más resistente que el diamante.