Acuerdo RD-China es inconstitucional
El pasado jueves el Presidente de la República, Danilo Medina, el día antes de su reunión con el Presidente de China Xi Jinping, dio la siguiente declaración: “Ya fi rmamos un Acuerdo de Consulta Política, enfocado a trabajar en conjunto en foros multilaterales”.
Esta sola declaración del Presidente compromete la independencia y soberanía de la política exterior de la República Dominicana.
La República Dominicana es un Estado soberano y no puede, por tanto, en una de las atribuciones fundamentales como Estado organizado, suscribir un acuerdo por el cual tenga que “consultar políticamente” con ninguna potencia extranjera lo que es o será su accionar en foros multilaterales. El anuncio de este acuerdo, que se fi rmó previo al recibimiento ofi cial del Presidente Medina y antes de la suscripción de los demás acuerdos, se produce días después que China asumiera la Presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU y la República Dominicana el puesto no permanente en dicho Consejo.
El Artículo 3 de la Constitución de la República Dominicana, establece textualmente: “Inviolabilidad de la Soberanía y Principio de No Intervención. La soberanía de la nación dominicana, estado libre e independiente de todo poder extranjero, es inviolable. Ninguno de los poderes públicos organizados por la presente Constitución puede realizar o permitir la realización de actos que constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la República Dominicana, o una injerencia que atente contra la personalidad o integridad del Estado o de los atributos que se le reconocen y consagran en la presente Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana.” El Acuerdo de Consulta Política con China deberá ser exáminado con lupa por nuestro Tribunal Constitucional, antes de ser conocido por el Congreso Nacional. Para nadie es un secreto que este acuerdo se fi rma en medio de una confrontación geopolítica regional que libra los Estados Unidos y China, que no es solamente de índole comercial o económica, como algunos despistados analistas plantean en distintos medios de comunicación.
China, bajo la dirección de su Partido Comunista, tiene una estrategia de expansión en América Latina y el Caribe, con objetivos geopolíticos muy claros y defi nidos, como lo son oxigenar férreas dictaduras en Venezuela, Cuba y Nicaragua, y procura aliados internacionales y regionales para estos régimenes de fuerza ligados históricamente por la ideología comunista al partido que tiene el mando de esa gran nación.
No importa el nivel de inversiones chinas ni de eventuales y futuros préstamos; la República Dominicana no puede comprometer su línea de política exterior independiente con China, ni alinearse en bloques con tintes ideológicos. Por eso criticamos que en la primera visita ofi cial de un presidente dominicano a China, la Cancillería China la anunciara en el marco de una invitación a tres Presidentes, incluyendo el de Cuba y el de El Salvador.
Los gobernantes chinos que no creen en democracia, tal y como la conocemos como lo han probado oxigenando al Presidente Nicolás Maduro, prometiéndole grandes recursos, deben saber que República Dominicana sí cree en el sistema democrático y que no vamos los dominicanos a aceptar dictaduras, abiertas o disimuladas. Que hay una Constitución de la República que prohíbe de manera taxativa la reelección del Presidente actual, Danilo Medina; y que cualquier plan con apoyo internacional que pretenda romper el marco constitucional no será aceptado por los dominicanos.
Una cosa es que los dominicanos veamos con buenos ojos que China, que es sin dudas la segunda potencia mundial en economía y comercio; y que ésta nos pueda ayudar en inversiones para nuestro desarrollo; y otra cosa muy diferente es que el precio que tengamos que pagar a cambio sea o implique doblegarnos o alinearnos con su política exterior y, peor aún, que pretendan hacernos parte de manera directa o indirecta, de su confrontación geopolítica regional con los Estados Unidos, que es nuestro principal socio comercial, y que por lo tanto, representa una relación que debemos como país de preservar y fortalecer para bien de nuestra estabilidad macroeconómica, social y política.
El Acuerdo de Consulta Política con los chinos deberá de caer en el fi ltro del Tribunal Constitucional, cuando éste sea enviado antes de ser conocido por las cámaras legislativas.
No importa el dinero chino que venga como inversión o préstamo, no habrá nueva reelección en la República Dominicana.