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Sátrapa, el sentido original de una palabra temible

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María Virtudes Núñez FidalgoSanto Domingo

Babilonia es, después de Jerusalén, la ciudad más nombrada del Antiguo Testamento. Fue allí donde se estableció el sistema de satrapías en el siglo VI antes de Cristo. Si bien hoy en día la voz ‘sátrapa’ es sinónimo de gobernante déspota, dictador degenerado, y se refiere especialmente a las crueles dictaduras latinoamericanas, el origen de esta palabra se vincula a la administración pública y resulta fundamental para entender la construcción del sistema político occidental. La historia se remonta a los idiomas hebreo y arameo. “Satrapía” figura en la Biblia como una voz procedente del antiguo persa, donde significaba “protector de la tierra o país”. “Sátrapa” sintetiza la evolución social que supera la organización tribal (tribus que sólo se unían para enfrentar enemigos comunes) para evolucionar a una organización administrativa donde se fortalece lo propio y se busca la expansión hacia el exterior. Sátrapa era el funcionario de la más elevada jerarquía que, apoyándose en secretarios e inspectores reales, gobernaba territorios llamados satrapías. En el siglo VI antes de Cristo, Babilonia era un centro de aprendizaje y avance científico. Los eruditos babilonios completaron mapas de constelaciones, crearon los fundamentos de la astronomía y las matemáticas modernas. Fue en esa época cuando el rey Darío I diseñó la organización definitiva del imperio. Había 23 satrapías, cada una de ellas independiente en todo menos en los impuestos. El sátrapa poseía su propia moneda y sello, se encargaba de los vasallos, de la vigilancia policial y judicial de su área y el cobro de impuestos. Los tributos eran eficaces como soporte de la economía imperial. El control militar de cada satrapía se realizaba a través de hombres que sólo juraban su fidelidad al rey, para evitar traiciones a la máxima autoridad del monarca. El imperio persa dominaba un extenso número de pueblos, con distintas culturas, religiones e idiomas. La libertad de culto, el respeto a las tradiciones de cada pueblo, la valoración del trabajo, la defensa de la convivencia pacífica eran normas sociales y morales persas que contribuyeron a la creación de una administración política y burocrática que sin perder la unidad permitía la diversidad en su modo de vivir social. La condición de sátrapa correspondía a personalidades de la nobleza, parientes cercanos del rey. En la época del gran Alejandro Magno, quien conquistó Persia, se mantuvo, e incluso se amplió, este sistema de administración pública desde la India hasta Escitia, pasando por Babilonia, Egipto, Armenia y Libia. Este sistema de organización influyó en la estructura de gobierno del imperio romano, que se conformó en provincias con altos niveles de autonomía administrativa. En 1611, el humanista Sebastián de Covarrubias recoge la voz Satrapía en su diccionario Tesoro de la Lengua Castellana o Española, con dos significados bien distintos: 1) El gobernador de una provincia en la época de los antiguos persas. 2) El que sabe gobernarse con astucia e inteligencia en los negocios. Este antiguo diccionario está disponible para consulta gratuita en el portal de la Biblioteca Nacional de España.

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