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En el periodismo la verdad no se esconde

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

En estos días vi el documental “Cómo se convirtieron en tiranos” en el que narra la vida de los dictadores del siglo pasado. Y entre todas las historias presentadas sobre las tácticas que usan para mantenerse en el poder, una de las más comunes es la censura a los medios de comunicación y el soborno a periodistas corruptos.

Los productores del documental que está en Netflix muestran cómo un mal ejercicio del periodismo le quita a las nuevas generaciones la oportunidad de conocer la verdadera historia de una nación.

La verdad oculta

Maria Konnikova, una escritora ruso-estadounidense con un Ph.D. en psicología de la Universidad de Columbia, dice que entre 1928-1932- Stalin implantó una reforma agraria con la que obligaba a los campesinos a trabajar la tierra en comunas, los agrupaba en granjas estatales colectivas.

Millones de personas murieron de hambre. Se dice que recurrían al canibalismo, pero esto no se publicó en la prensa nacional, pero mucho menos, en la internacional, porque el medio más importante The New York Times en Moscú, no lo hizo. Su reportero y director Walter Duranty se vendió. Y así lo atestiguan los historiadores.

Honestidad

Cuentan que para Stalin seducirlo le concede entrevistas exclusivas e informaciones que solo él tenía el privilegio de publicarla. Además una vivienda enorme y un lujoso automóvil con chófer. Tenía fama de mujeriego y baja reputación; estas debilidades fueron aprovechadas por el líder soviético.

En una ocasión, invitan al periodista a visitar Ucrania y lo llevan a los campos, pero selectivamente, a los lugares donde no hay hambre. Mientras Duranty se adentra ve la vedad y no la informa. Sigue escribiendo sobre las maravilas de comunismo.

Sus hazañas periodísticas le hicieron merecedor de un premio Pulitzer. Luego fue criticado por no informar sobre los millones d personas que murieron de hambre y su premio ha sido cuestionado varias veces ante los organizadores del premio.

Cuidar tu legado

Precisamente, termino el capítulo y llegué a la redacción y estamos de júbilo por la celebracion del Día Nacional del Periodista, brindando por el privilegio de ser los reponsable de informar a la sociedad de los acontecimientos que suceden a diario.

Las copas de champán me recuerdan a Duranty, quien se dio buena vida, y quizá no tuvo un pofesor de ética de como Rafael Nùñez Grassals o los valores para no ser seducido por las dádivas del poder, pero mucho menos, la sensibilidad que mueve el ejercicio de una profesión que esta presta para hacer el trabajo con vocación de servicio y no convertirse en mercaderes que tuercen su pluma por ocultar una verdad.

El periodismo por su naturaleza es vulnerable, está en cada profesional elegir su pirámide y escribir su propia historia de la forma más veraz posible, y que pueda ser comprobada.

Es difícil cerrar sin citar a Gabriel García Márquez cuando dice: “En el oficio de reportero se puede decir lo que se quiera con dos condiciones: que se haga en forma creíble y que el periodista sepa en su conciencia que lo que escribe es verdad. Quien cede a la tentación y miente, aunque sea sobre el color de los ojos, pierde."