Qué decir cuando las personas te cuentan sus temores sobre el coronavirus
El coronavirus será un problema que enfrentaremos durante mucho tiempo, al igual que los temores que nos genera.
Hay que darle prioridad a la empatía y no a la positividad despectiva.
El coronavirus será un problema que enfrentaremos durante mucho tiempo, al igual que los temores que nos genera. Algunos estados han comenzado a flexibilizar algunas medidas para reabrir sus economías y, conforme aumentan las infecciones, Estados Unidos está imponiendo de manera constante récords diarios de casos confirmados.
Hay muchas razones para sentir miedo.
Pero cuando la gente comparte sus temores contigo, ¿qué puedes decir? Quizá parezca que estás ofreciendo consuelo con un comentario que busca levantarles el ánimo —“¡Tú puedes con esto!”, “Sé que estarás bien”—, pero, para quienes están sufriendo, esos sentimientos de entusiasmo pueden sonar a que estás ignorando su dolor, lo cual deja poco espacio para el entendimiento o la vulnerabilidad.
Responder a la angustia de alguien con una actitud alegre y poco útil es lo que el psicoterapeuta Whitney Goodman define como positividad despectiva o tóxica.
Una respuesta empática le hace saber a la otra persona que estás viendo la situación desde su punto de vista y que compartes su sufrimiento. Una respuesta despectivamente positiva de manera sutil traslada la carga de lidiar con el problema a la persona que está expresando la emoción negativa: si cambiaras tu actitud, te sentirías mejor.
La positividad despectiva puede expresarse de muchas maneras:
“Todo estará bien. ¡Al menos no perdiste tu trabajo!”. “Sé agradecido por poder aprovechar este tiempo para explorar un nuevo pasatiempo”. “¡Piensa en cosas felices!”. “Al menos tienes una pareja con la que compartes el confinamiento”. “Esto no durará para siempre y tú eres una persona ingeniosa. ¡Saldrás victorioso!”.
En su origen, la positividad despectiva es una respuesta de alguien que se siente incómodo en una situación y quiere hacerte sentir mejor y acallar tus preocupaciones, dijo la psicoterapeuta Nicolle Osequeda. Pero a menudo “provoca que alguien se sienta ignorado, frustrado, sin apoyo y solo”.
Solo porque digas una frase como “¡Estarás bien!”, no significa que eso será lo que ocurra.
“Así no funciona el mundo”, dijo Ayanna Abrams, una psicóloga clínica autorizada. “Así no funcionan nuestros cuerpos. Así no funcionan nuestros cerebros”.
Los problemas y temores en torno a la COVID-19 pueden ser complejos, y tener una perspectiva más positiva no siempre es una opción viable. Así que, a continuación, te decimos qué decir —y qué no decir— cuando la gente te exprese sus temores y preocupaciones.
No modifiques ni reformules las emociones negativas.
No minimices los temores de la otra persona. Decir cosas como “No tienes nada de qué preocuparte” no hace que la ansiedad desaparezca mágicamente. Y si alguien te está compartiendo sus temores sobre el coronavirus, mencionar estadísticas sobre índices de recuperación tampoco es útil. Decir algo como “La gran mayoría de las personas que están infectadas se recuperan” no ayuda a que alguien controle sus preocupaciones en el momento, dijo Abrams.
Evita tratar de resolver problemas. “Cualquier comentario que comience con las frases ‘Solo debes’ o ‘Todo lo que tienes que hacer es’ no es útil y rechaza el temor real sobre la salud, las finanzas y la seguridad”, comentó Osequeda.
Trata de no ofrecer consejos que no te pidieron. A menos que la otra persona te pida de manera explícita sugerencias para lidiar con sus preocupaciones, no debes ofrecer tus recomendaciones. “Lo más probable es que la gente solo quiera ser escuchada”, dijo Abrams. “Están buscando un corazón, alguien que pueda acompañarlos en su experiencia para que después ellos mismos puedan solucionarlo de la mejor manera”.
Elimina la palabra “debes”. Los comentarios con la palabra “debes” suenan alentadores, pero no lo son. Eso se debe a que les estamos diciendo a las personas qué hacer o cómo sentirse, dijo Sonia Fregoso, terapeuta familiar y matrimonial autorizada. Ofrecer consejos como “Debes practicar el autocuidado” o “No debes ser tan negativo” no es útil. “Creo que estos consejos vienen de una preocupación por la otra persona”, dijo Fregoso. “Pero no sabemos cómo expresar esa preocupación y quizá temamos que estemos contribuyendo a lo que ya está experimentando”.
En cambio, debemos reflexionar, validar y ser curiosos.
Una mejor manera de formular tu preocupación es usar la reflexión, la validación y la curiosidad, en ese orden, dijo Fregoso. Refleja la emoción que escuchas en la voz de tu amigo. El temor, la tristeza y la preocupación son emociones comunes que la gente está sintiendo ahora mismo.
Osequeda sugiere decir cosas como esta para reflejar las emociones de la otra persona:
“No puedo imaginar cómo te sientes, y estoy aquí para escucharte”. Puedes decir: “Te escucho”, mientras asientes y haces un gesto de consuelo. “Eso suena muy difícil”. “Puedo escuchar lo temeroso que te sientes”.
A continuación, valida las emociones de la otra persona. Goodman sugiere decir cosas como:
“Sí, es es muy difícil conservar tu trabajo en medio de una pandemia”. “Es muy difícil mantenerse ocupado, y no todos estamos funcionando al 100 por ciento”. “Tener que trabajar a tope en medio de todo esto es muy desafiante”. “Sí es aterrador perder tu trabajo. Seguramente, sientes que perdiste tu sentido de seguridad”. “Sí es difícil saber qué ocurrirá a continuación”.
Sin importar qué les provoca estrés, “ayúdalos a sentir que es normal experimentar esos sentimientos durante una pandemia”, dijo Fregoso. “Todos los sentimientos son válidos”.
Muchas personas han tenido que aplazar o cancelar celebraciones o viajes importantes. Está bien sentirse molesto por eso. Cancelar planes y abandonar sueños es triste. “La gente invierte mucho tiempo, energía y dinero planeando esos eventos importantes, y encontrar una manera de sentirse triste al respecto es importante”, comentó Goodman. La validación es estar de acuerdo con ellos en lo desconcertante que es vivir esas pérdidas.
Finalmente, Fregoso dijo que debemos activar nuestra curiosidad acerca de lo que necesita la otra persona para ayudar a procesar sus miedos, preocupaciones o tristezas. No supongas que tienes todas las respuestas. Si alguien está preocupado de enfermarse, por ejemplo, una vez que valides que, en efecto, es aterrador temer por nuestra propia salud, pregunta qué aspecto de contraer el virus le preocupa más. Asegúrate de que la otra persona se sienta escuchada.
Si dijiste algo inapropiado, puedes solucionarlo.
En cuanto te hayas dado cuenta de cómo suenan los comentarios de positividad despectiva, quizá te des cuenta de que no has sido un buen confidente. No es demasiado tarde para reparar el daño. Abrams sugiere comunicarte y ser transparente sobre no haber hecho un buen comentario. Di algo como “Oye, me di cuenta de que, cuando estábamos hablando antes, no sentiste una conexión con lo que yo estaba diciendo. Creo que, de inmediato, me comporté como porrista. ¿Podemos intentarlo de nuevo? ¿Cómo te sientes ahora?”.
Reflexiona sobre por qué esta conversación te resulta incómoda.
“El antídoto para la positividad despectiva es escuchar lo que alguien está experimentando”, dijo Abrams. Si eso te resulta difícil, recomienda investigar por qué. Averigua qué parte de la conversación te está incomodando y lo que estás tratando de lograr al ser demasiado positivo.
Si no sabes qué decir la próxima vez que sientas la necesidad de comportarte como porrista, Abrams sugiere preguntarle directamente a la persona qué le parecería útil. Reclútalos como aliados para que puedan enfrentar juntos sus problemas.