senderos
Maestro, muéstranos al Padre…
Se asume que al Padre se realiza o se conoce cuando el ser ha podido trascender todo lo que humanamente lo sojuzga con sus elementales atractivos a los sentidos.

A Dios lo hemos estructurado como una deidad, con carácter vulnerable del hombre corriente, colérico, castigador y vengativo.
Esa era la vehemencia y fervor, de los que seguían a Jesús, en respuesta a lo afirmado por Él. “Al Padre, habréis de realizarlo, en espíritu y verdad”. Esta es una Divina Abstracción, que muchos no podían comprender ni desenvolver, porque el cerebro humano ha de darle una forma a la idea, para poder fijarla y comprenderla.
Porque eso le contestó Jesús “tanto tiempo he estado con vosotros, y no han entendido que aquel que me ha visto, ha visto al Padre. Porque mi Padre y Yo, somos Uno” ... Y desenvuelta esta afirmación para el intelecto es que Dios, como Espíritu y energía pura de amor en Jesús, se hizo hombre para ser conocido, y en la verdad como inmutable realidad.
A Dios lo hemos estructurado como una deidad, con carácter vulnerable del hombre corriente, colérico, castigador y vengativo. No, Dios como Padre es amor, puro e inconmensurable.
Es Él, el infinito sin bordes. El universo visible como su estructura y cuerpo, y el amor rebosante con compasión, perdón y misericordia. Dios no juzga, Dios instauró leyes para que fueran ellas las que arbitren las acciones del hombre y consecuente a todo lo creado. Quien viola las leyes con flagrantes delitos se hace pasible del juzgamiento, por las normas en ellas inscritas.
Por tanto, se asume que al Padre se realiza o se conoce cuando el ser ha podido trascender todo lo que humanamente lo sojuzga con sus elementales atractivos a los sentidos. Cuando el hombre, transitando el interior de su ser, realiza la verdad de que es divino, y honra con amor y servicios al Dios que tiene entronizado en el templo de su corazón.