La tragedia de San Cristóbal
La explosión de un tanque de gas en un negocio de la zona céntrica de San Cristóbal dejó ayer al menos tres muertos y casi treinta heridos graves, un episodio que ha causado gran conmoción.
El incidente ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de fortalecer los sistemas de emergencia del país, así como de mejorar la capacidad de los hospitales para atender especialmente a los quemados.
El Listín Diario ya había editorializado sobre la falta de unidades en los hospitales del país para curar y salvar las vidas de personas quemadas.
En un editorial del pasado 12 de marzo, este periódico advirtió que “la República Dominicana no cuenta con unidades de quemados especializadas, lo que obliga a los pacientes a ser trasladados a otras ciudades o países”.
La explosión de San Cristóbal ha confirmado lo que el Listín Diario ya había advertido y reiterado, al respecto, en otro editorial cinco días atrás.
Los heridos de la explosión tuvieron que ser trasladados a diferentes hospitales del país, lo que generó una gran congestión en los servicios de emergencia.
En algunos casos, los pacientes tuvieron que esperar horas para recibir atención médica.
El episodio también ha puesto de manifiesto la insuficiente capacidad de respuesta de las autoridades para intervenir a tiempo en emergencias de este tipo.
Los bomberos tardaron más de una hora en llegar al lugar de la explosión, y cuando llegaron, no tenían los equipos necesarios para apagar el fuego.
La tragedia de San Cristóbal es un recordatorio de que el país necesita invertir más en seguridad y salud pública.
El gobierno debe fortalecer sus sistemas de emergencia, así como mejorar la capacidad de los hospitales para atender a los quemados.
Al lamentar lo acontecido, pedimos a las autoridades que dispongan una revisión general y rigurosa de los sistemas de uso de gas propano en negocios y otros lugares públicos o privados.
De esa manera podrán detectarse fallas o desgastes de los tanques de almacenamiento y de sus propios sistemas de seguridad.
Aunque estos percances son inesperados o en muchos casos inevitables, es mejor minimizar riesgos implantando mecanismos de control en esos artefactos y en las formas en que son manipulados.