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DE CERCA

Wali Vidal, la inocencia del arte contemporáneo dominicano

Ya no es más el muchachito que colgaba sus pinturas y montaba creaciones en las salas de exposiciones de la ciudad monumental con la complicidad de sus amigos y artistas para, como él mismo nos dice, “hacer algo, provocar algo en la sociedad dominicana”. Ahora, para la mayoría dejó de ser uno más con aspiraciones. Ahora sella sus anteriores logros (tan válidos o más) con el Premio de Pintura del XXII Concurso de Arte Eduardo León Jimenes 2008. La legalidad sitúa su nacimiento en 1982, en el Santiago que extraña hoy en su primer año de estudios en Altos de Chavón, la escuela de Diseño. Wali Vidal, el artista formado con la práctica diaria, se somete por primera vez a estudios formales de arte, confesando que esta experiencia lo hace darse cuenta de lo mucho que le falta por aprender y por descubrir. Fungir de asistente en el taller del desaparecido Leo Núñez es una experiencia que lo determina, al igual que sus intercambios con Ernesto Rodríguez o Chiqui Mendoza, para citar nombres sonoros. Por igual valora cada proyecto expositivo, cada compartir artístico y personal desarrollado con Nelson Batista, Eridelvis López, Elvin Díaz Tolentino, Jairo Ferrer y su hermano Joan, quien tuvo la presión mediática de recibir el galardón la noche de la premiación de octubre. Sus posibilidades de crear son múltiples. Pintura, escultura, dibujo, instalación, videoarte, cerámica, performance. La lista es tan larga como sus participaciones y premios. Cada reconocimiento a su obra permanece, no así el metal que lo acompaña. De eso, Vidal está seguro: “El dinero se va y se va rapidísimo, pero el premio se queda, ése no se va”. Con la misma inocencia que nos saluda al iniciar la entrevista, posa para las imágenes que lo muestran fresco, sin la marca de la obligación; con esa misma mirada limpia se acomoda para no aparecer con los brazos cruzados, porque aprendió que eso cierra las energías. Sus energías le han permitido expandirse, como cuando pasó dos meses y medio en Cuba estudiando Grabado y Crítica del Arte a principios de este año, o su participación en la Feria Art Wine en Puerto Rico, en el año 2006. Al parecer, Wali nunca ha cerrado los brazos. Pero el ser humano tiene también sus preocupaciones. A nuestro laureado y perseverante hacedor de arte le preocupa la niñez. De hecho, cuando dice que “los niños son el país en unos cuantos años”, es porque en lo que pasa el tiempo él quiere trabajar con el país que viene. Y para eso, abre bien sus brazos y su mente, mientras estudia en Chavón.

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