Ana Wilson
Eso de que las nóminas de las instituciones públicas rueden por doquier no es bueno y mucho menos en un país con tanta delincuencia, y como los delincuentes se saben todas y una más, nos vemos expuestos a que éstos, viendo cuánto gana una persona, procuren estar siempre al acecho para atracar. Aunque las instituciones son públicas la vida de los individuos es privada. Además, siempre hay una manera de hacer corrupción; esto no la frena, pero aumenta la delincuencia.