Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Un gran poeta cubano llamado Gastón Baquero

.

.

Gastón Baquero fue un poeta nacido en Banes, Cuba, en 1914. Conocido por su exquisita sensibilidad y oído musical afinado que vuelca en sus poemas de suma originalidad. Consciente de su origen humilde y de su mestizaje que le condenan, desde sus mismos inicios decide apartarse de toda pertenencia. Por estas mismas razones, es decir, para poder ocupar un puesto en la sociedad que segrega, decide hacerse con la militancia católica como modo de falsa integración, pero siempre receloso. Ensayista prolífico, mantiene esa misma actitud de juego con todo el que se le aproxima hasta el final de su vida. Exiliado en España tras la Revolución Cubana, murió en Madrid en 1997.

Testamento del pez

  • Yo te amo, ciudad,
  • aunque sólo escucho de ti el lejano rumor,
  • aunque soy en tu olvido una isla invisible,
  • porque resuenas y tiemblas y me olvidas,
  • yo te amo, ciudad.
  • Yo te amo, ciudad,
  • cuando la lluvia nace súbita en tu cabeza
  • amenazando disolverte el rostro numeroso,
  • cuando hasta el silente cristal en que resido
  • las estrellas arrojan su esperanza,
  • cuando sé que padeces,
  • cuando tu risa espectral se deshace en mis oídos,
  • cuando mi piel te arde en la memoria,
  • cuando recuerdas, niegas, resucitas, pereces,
  • yo te amo, ciudad.
  • Yo te amo, ciudad,
  • cuando desciendes lívida y extática
  • en el sepulcro breve de la noche,
  • cuando alzas los párpados fugaces
  • ante el fervor castísimo,
  • cuando dejas que el sol se precipite
  • como un río de abejas silenciosas,
  • como un rostro inocente de manzana,
  • como un niño que dice acepto y pone su mejilla.
  • Yo te amo, ciudad,
  • porque te veo lejos de la muerte,
  • porque la muerte pasa y tú la miras
  • con tus ojos de pez, con tu radiante
  • rostro de un pez que se presiente libre;
  • porque la muerte llega y tú la sientes
  • cómo mueve sus manos invisibles,
  • cómo arrebata y pide, cómo muerde
  • y tú la miras, la oyes sin moverte, la desdeñas,
  • vistes la muerte de ropajes pétreos,
  • la vistes de ciudad, la desfiguras
  • dándole el rostro múltiple que tienes,
  • vistiéndola de iglesia, de plaza o cementerio,
  • haciéndola quedarse inmóvil bajo el río,
  • haciéndola sentirse un puente milenario,
  • volviéndola de piedra, volviéndola de noche
  • volviéndola ciudad enamorada, y la desdeñas,
  • la vences, la reclinas,
  • como si fuese un perro disecado,
  • o el bastón de un difunto,
  • o las palabras muertas de un difunto.
  • Yo te amo, ciudad
  • porque la muerte nunca te abandona,
  • porque te sigue el perro de la muerte
  • y te dejas lamer desde los pies al rostro,
  • porque la muerte es quien te hace el sueño,
  • te inventa lo nocturno en sus entrañas,
  • hace callar los ruidos fingiendo que dormitas,
  • y tú la ves crecer en tus entrañas,
  • pasearse en tus jardines con sus ojos color de amapola,
  • con su boca amorosa, su luz de estrella en los labios,
  • la escuchas cómo roe y cómo lame,
  • cómo de pronto te arrebata un hijo,
  • te arrebata una flor, te destruye un jardín,
  • y te golpea los ojos y la miras
  • sacando tu sonrisa indiferente,
  • dejándola que sueñe con su imperio,
  • soñándose tu nombre y tu destino.
  • Pero eres tú, ciudad, color del mundo,
  • tú eres quien haces que la muerte exista;
  • la muerte está en tus manos prisionera,
  • es tus casas de piedra, es tus calles, tu cielo.
  • Yo soy un pez, un eco de la muerte,
  • en mi cuerpo la muerte se aproxima
  • hacia los seres tiernos resonando,
  • y ahora la siento en mí incorporada,
  • ante tus ojos, ante tu olvido, ciudad, estoy muriendo,
  • me estoy volviendo un pez de forma indestructible,
  • me estoy quedando a solas con mi alma,
  • siento cómo la muerte me mira fijamente,
  • cómo ha iniciado un viaje extraño por mi alma,
  • cómo habita mi estancia más callada,
  • mientras descansas, ciudad, mientras olvidas.
  • Yo no quiero morir, ciudad, yo soy tu sombra,
  • yo soy quien vela el trazo de tu sueño,
  • quien conduce la luz hasta tus puertas,
  • quien vela tu dormir, quien te despierta;
  • yo soy un pez, he sido niño y nube,
  • por tus calles, ciudad, yo fui geranio,
  • bajo algún cielo fui la dulce lluvia,
  • luego la nieve pura, limpia lana, sonrisa de mujer,
  • sombrero, fruta, estrépito, silencio,
  • la aurora, lo nocturno, lo imposible,
  • el fruto que madura, el brillo de una espada,
  • yo soy un pez, ángel he sido,
  • cielo, paraíso, escala, estruendo,
  • el salterio, la flauta, la guitarra,
  • la carne, el esqueleto, la esperanza,
  • el tambor y la tumba.
  • Yo te amo, ciudad,
  • cuando persistes,
  • cuando la muerte tiene que sentarse
  • como un gigante ebrio a contemplarte,
  • porque alzas sin paz en cada instante
  • todo lo que destruye con sus ojos,
  • porque si un niño muere lo eternizas,
  • si un ruiseñor perece tú resuenas,
  • y siempre estás, ciudad, ensimismada,
  • creándote la eterna semejanza,
  • desdeñando la muerte,
  • cortándole el aliento con tu risa,
  • poniéndola de espalda contra un muro,
  • inventándote el mar, los cielos, los sonidos,
  • oponiendo a la muerte tu estructura
  • de impalpable tejido y de esperanza.
  • Quisiera ser mañana entre tus calles
  • una sombra cualquiera, un objeto, una estrella,
  • navegarte la dura superficie dejando el mar,
  • dejarlo con su espejo de formas moribundas,
  • donde nada recuerda tu existencia,
  • y perderme hacia ti, ciudad amada,
  • quedándome en tus manos recogido,
  • eterno pez, ojos eternos,
  • sintiéndote pasar por mi mirada
  • y perderme algún día dándome en nube y llanto,
  • contemplando, ciudad, desde tu cielo único y humilde
  • tu sombra gigantesca laborando,
  • en sueño y en vigilia,
  • en otoño, en invierno,
  • en medio de la verde primavera,
  • en la extensión radiante del verano,
  • en la patria sonora de los frutos,
  • en las luces del sol, en las sombras viajeras por los muros,
  • laborando febril contra la muerte,
  • venciéndola, ciudad, renaciendo, ciudad, en cada instante,
  • en tus peces de oro, tus hijos, tus estrellas. 

Tags relacionados