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La mejor escritora de su propia historia

Tales de Mileto, allá por el siglo VII antes de Cristo, dijo que todas las cosas surgen en la naturaleza. De ahí también nace la fuerza de Jeilyn Rocio Lara, una joven que desde Los Cacaos, municipio campestre de la provincia San Cristóbal, le muestra al mundo su talento. En ella se materializa una de las virtudes que debe tener todo ser humano: el deseo de servir a la sociedad por medio de acciones que pueden ser sencillas, pero significativas a la vez.

Su nombre ha destacado como mánager de la educación STEM del Team Armstrong en la competencia Nasa Human Exploration Rover Challenge 2023 y también como protagonista en la entrega de juguetes y raciones de alimentos crudos a personas de su comunidad. Ella se ha convertido en líder dentro de un grupo de 75 voluntarios que “gastan” su tiempo en buscar recursos para sembrar árboles y conseguir útiles escolares para los niños provenientes de familias humildes.

La juventud de hoy corre el riesgo de ser presa del algoritmo que suele ponerle mayor publicidad al fracaso -lo malo- que a hacer el bien. En una época donde se cazan "likes", se les exige a las mujeres exponer más su cuerpo que su intelecto, pero Jeilyn Rocio Lara no es así. Su testimonio demuestra que su generación tiene dos formas de recorrer el camino de la vida: están los que buscan el éxito fácil, “un apartamento o una yipeta CRV”, y los que, como ella, se preparan para demostrar que están listos para triunfar cuando la sociedad les brinde la oportunidad. Esa felicidad es infinitamente superior a la que desea que todo le venga regalado. Sin embargo, tiene el desafío de aprender a valorar los triunfos pequeños, como esa entrega familiar de alimentos a los pobres de Los Cacaos. La clave está en que lo pequeño parezca grande.

Jeilyn me confesó que desde pequeña ha sentido el deseo de acompañar a las personas. Una vez, al ver a un familiar cercano en condiciones de salud delicadas, se llenó de tristeza por no poder ayudarlo más. Desde entonces, trata de ir por la vida ayudando a los demás, convirtiendo sus dones en regalos para otros. Para los grandes medios es invisible, pero en su familia y en Los Cacaos ella es una “celebridad”.

Jeilyn es parte de una generación que ha puesto en alto al Sur del país. Me confiesa que “cree firmemente que los sueños se pueden hacer realidad, vengas de donde vengas”. Este artículo es el relato de amor de un tío por su sobrina, de una madre por su hija, de unos abuelos por su nieta, y a la inversa. Le pregunté antes de publicar si le parecía bien esta crónica que hice sobre ella y me dijo con ese ímpetu que caracteriza a la juventud: “claro que sí, Julio, pero sé que soy la mejor escritora de mi propia historia”.

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