Crítica literaria
El "Bestiario dominicano 2"
El autor estudia un grupo de nuevas novelas dominicanas de gran y escaso valor y expone sus puntos de vista.
El presente libro nunca fue programado. Al publicar el Bestiario dominicano de 2016, entendía que ya mis días como lector y crítico de la novelística dominicana se habían finalmente terminado. Anhelaba un poco de paz y tranquilidad tras unos treinta años lidiando con todo tipo de novelas y recibiendo, como recompensa por mis esfuerzos, los más absurdos abusos por parte de sus autores. Sin embargo, la vida nunca le hace caso a los planes que podamos tener. No apenas salió ese Bestiario, me extrañó que no pocos novelistas, a quienes no conocía por ser noveles, se me acercaran para regalarme sus obras y pedirme que les diera mi opinión. Regresé a mi casa con una docena de novelas que, pensaba, era casi seguro que no iba a leer y menos aún comentar. Como es obvio, a esos novelistas les prometí que lo haría. Y ahí está el detalle, como se dice. Es que nunca logro prometer nada a nadie sin que luego haga de todo para cumplir con mis promesas. Si no cumplo, simplemente no duermo de noche.
De modo que contrario a mis propias inclinaciones empecé a leer, primero como pasatiempo, una que otra novela, y después, ya que la había leído, a considerar la idea de escribir acerca de ellas en vez de dejarlo todo en el aire. Así que empecé a plasmar en la página lo que era mi impresión y el impacto, si había alguno, que me causaban esas obras. Es de esta forma, pues, cómo fueron realizados los primeros ensayos del presente Bestiario.
Con el paso del tiempo, recibí más y más novelas de parte de sus autores o de amigos, y siempre con esa inequívoca encomienda: leerlas y comentarlas. No fueron pocas las personas que, al leer el primer Bestiario, insistieron que intentara otro, un segundo. El amigo Luis Beiro, en tono burlón, hasta me sugirió que hiciera un tercero y un cuarto, una idea que en mis adentros rechacé de forma inequívoca, por falta de gana, disponibilidad de tiempo y energía.
Al principio, animado por tanto interés, revolvía en mi mente la idea de realizar cincuenta lecturas críticas. Después, ponderado bien el asunto, y visto el trabajo que eso implicaba, bajé mis expectativas a treinta. Ya por la mitad de esas lecturas, por varias razones, entre las cuales muchas veces la pobre calidad de las obras que pasaban por mis manos, fijé el número a veinticinco, o sea, al mismo número de lecturas contenidas en el primer Bestiario. Al final, simplemente para agradar a su autor, incluí otra más.
Aquí, en este Bestiario 2, hay de todo: obras de escritores noveles y de escritores ya consagrados; obras que valen la pena, obras de escaso valor, y obras en las cuales sus autores, aunque tengan una reputación a toda prueba, según mi entendido, no se resistieron a la tentación de darles gato por liebre a sus lectores. Lo que las obras aquí tratadas tienen en común es que son todas muy recientes. No pocas de las obras, desgraciadamente, siguen la línea de la novela light. Lo cual es una gran decepción, ya que nos dice que, poco importa lo que los críticos plumíferos, siempre listos para ensalzar lo nimio y lo mediocre, digan, el futuro de la novelística del país no se perfila como muy halagador. Pese a esto, hay que tener esperanzas. Y, en efecto, aunque podamos cuestionar sus primeras obras, siempre aparecen jóvenes con bastante talento para realizar cosas que se sitúen más allá del ambiente que ahora prevalece.
Para terminar, quisiera darles las gracias a todos esos amigos que se han quedado a mi lado a lo largo de los años, muchas veces respaldando mi trabajo contra viento y marea. No los menciono por sus nombres, pues no son pocos y a lo mejor, en el proceso, cometa el imperdonable error de olvidarme de algunos de ellos.