EDITORIAL
El Listín en un mundo nuevo
El Listín Diario nunca se ha dormido en sus laureles. En su larga trayectoria de 132 años ha aprendido a hacer camino al andar, unas veces más lento, otras a la velocidad más próxima que marcan los cambios fundamentales de épocas.
Sus cambios, hasta antes de la pandemia del Covid en el 2020, estaban muy influenciados por las estéticas de diseño gráfico que, por mucho tiempo, pautaban los signos de modernidad en la prensa escrita.
Basta echar una mirada a las ediciones de distintas épocas para comprobar como el Listín se iba adaptando a las líneas de diseño de esos tiempos, hasta que un golpe de modernidad lo convirtió en uno de los primeros en América Latina en imprimirse con el sistema offset al reanudar en 1963 sus publicaciones, suspendidas por el silencio forzado que le impusó la dictadura de Trujillo por más de dos décadas.
Este revolucionario sistema de impresión, que superaba los antiguos en base a las armaduras de plomo y planchas metálicas, permitió la versatilidad en el uso del color, la calidad de imagen y la agudización de los procesos de confección, que no necesitaba de galeras montadas en moldes de madera sino en papel fotográfico que, una vez organizados en laminas de cartón fino, pasaban a fotomecánica y luego quedaban plasmadas las páginas en planchas de aluminio hasta su llegada a las rotativas.
La composición de los artículos no necesitaba de los diestros armadores de plomo de antes porque se hacía en máquinas electrónicas. Tanto estas, como el nuevo sistema de impresión, constituían pruebas de modernidad.
Como no eran tan usuales ni tan rápidas las disrupciones que producen ahora las diversas tecnologías en la era digital, los formatos de la prensa escrita no estaban sometidos al estrés de las adaptaciones urgentes. Además, las generaciones de antes no tenían prisa ni opciones diferentes para dejar de consumir la prensa de papel, como ocurre ahora.
El Listín ha preferido siempre marcar sus pasos a la cadencia de los cambios y, en la medida de las posibilidades, adaptarse a ellos sin sacrificar sus activos esenciales y tradicionales, vinculados al ejercicio profesional del periodismo y a la construcción de una mejor sociedad, libre y democrática.
Con las aceleradas e inevitables transformaciones que ha traído la tecnología y, en particular el internet, también quisimos entrar en la ruta de los cambios hacia la multimedia para seguir respondiendo a nuestras audiencias, en cualquiera de los escenarios en que esta se sitúe.
Esta vez, la apuesta digital también va de la mano de una apuesta para fortalecer el formato impreso de modo que las dos plataformas, mutuamente compartidas, afinquen nuestro rol de servicios a la sociedad, en una mixtura que permita que los valores del periodismo tradicional y el moderno se hagan presentes y más decisivos en estos nuevos tiempos.
Como la humanidad ha cambiado de golpe y porrazo con una pandemia que barrió paradigmas tradicionales y obligó a la prensa a someterse a un proceso de reinvención, el Listín Diario también ha entrado en ese torbellino confiando en que transita una ruta correcta con la misma confianza y voluntad con que ha atravesado sus distintas etapas de cambio desde 1889 hasta hoy.