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El reto de la formación de capital humano

El desafío de crear un capital humano competitivo y preparado para enfrentar los cambios del mercado laboral mundial debe ser asumido por la República Dominicana como una prioridad nacional. La educación en todos sus niveles juega un papel determinante en este proceso. No es suficiente identificar las áreas de crecimiento y las habilidades requeridas; es urgente definir cómo los sistemas educativos, deben reorientarse para garantizar que nuestros jóvenes encuentren en su país las oportunidades de desarrollo profesional y personal que hoy buscan en el extranjero. Asimismo, es necesario capacitar a los docentes en nuevas metodologías activas de aprendizaje y en el uso de herramientas digitales, para preparar estudiantes capaces de adaptarse a un mundo en constante cambio.

El Estado debe asumir un rol protagónico en la transformación del sistema educativo en todos los niveles, e invertir en infraestructura tecnológica para garantizar a los jóvenes acceso a una formación en habilidades técnicas y capacidades para enfrentar nuevas situaciones, para lo cual hacemos las siguientes sugerencias.

Nivel Inicial o Preescolar.

Propiciar el desarrollo inicial de las habilidades cognitivas y psicosociales que sirvan de base a nuevas competencias.

Educación Primaria.

Hacer énfasis en: Lectura Comprensiva, Aritmética, desarrollo de pensamiento lógico, uso de tecnologías digitales, hábito de lectura, fundamentos iniciales de áreas especiales, Educación Artística, Educación Física y el desarrollo de valores como disciplinal y responsabilidad.

Educación Secundaria.

Fortalecer las Matemáticas, Ciencias de la Naturaleza, Historia Universal, inglés, Tecnologías Digitales, Deportes, Hábito de Lectura y continuar el desarrollo de los valores humanos y ciudadanos.

Educación Técnica.

La Educación Técnica en el nivel medio debe ser revalorizada y vinculada a las demandas del mercado productivo. Para ello, es necesario ampliar el número de politécnicos, ofreciendo programas en áreas como mecatrónica, tecnologías de la información, mantenimiento de sistemas eléctricos y energías renovables, que permitan a los jóvenes acceder a empleos de calidad. Esta debe desarrollarse de manera coordinada entre diferentes niveles e instituciones.

Educación Técnica Superior.

Ampliar el número de Institutos Técnico Superior. Según el estudio de ANJE (2022), solo un 3% de los estudiantes está matriculado en programas de Educación Técnica Superior, un porcentaje muy por debajo del promedio en países de la región. Este desbalance ha provocado una creciente brecha entre la oferta formativa y la demanda laboral: el 71% de las empresas en el país reporta dificultades para contratar personal con las competencias adecuadas.

INFOTEP.

La formación en el INFOTEP ofrece cursos técnicos de corta duración que habilitan a los jóvenes a insertarse rápidamente al empleo. Se desarrollan carreras vinculadas con la industria 4.0. Los programas deben fortalecer el dominio de las tecnologías digitales, incluyendo la inteligencia artificial y el dominio del inglés.

Educación Superior.

Las universidades y los institutos superiores especializados deben realizar un rediseño profundo de su oferta académica, priorizando carreras alineadas con las profesiones de mayor crecimiento, entre las que destacan: Ciencia de Datos, Ingeniería en Ciberseguridad, Inteligencia Artificial, Desarrollo de Software, Ingeniería Fintech, Energías Renovables, Biotecnología, Nanotecnología, Comercio Electrónico, Marketing Digital, Gestión de la Sostenibilidad y Seguridad Alimentaria. Sin embargo, el estudio de ANJE indica una fuerte concentración de la matrícula en carreras tradicionales como Educación, Psicología, Contabilidad, Medicina y Derecho.

Este nivel debe intensificar la investigación científica, priorizando la aplicada, para dar soluciones a problemas nacionales como salud, agricultura, medioambiente, seguridad vial y seguridad ciudadana. Asimismo, se deben establecer alianzas con empresas y centros de investigación para que los estudiantes tengan acceso a prácticas profesionales y los egresados a su inserción al trabajo.

Responsabilidad del Sector Empresarial.

Es urgente que este sector haga conciencia de la necesidad de disponer de egresados con calidad para su propio desarrollo. En tal sentido, es necesario que valoren a este personal como verdaderos profesionales y se les renumere de manera significativa; así como reconocimientos e incentivos que contribuya a asegurar su permanencia.

Responsabilidad de los Jóvenes.

Los jóvenes del país deben asumir un rol activo y entusiasta en su formación, aprovechando las oportunidades que se les ofrecen, y las plataformas digitales de aprendizaje, donde puede adquirir certificaciones en habilidades altamente demandadas a nivel mundial. La cultura de la educación continua es clave para garantizar su competitividad en el mercado laboral.

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