Tribuna del Atlántico
El colchón de la economía dominicana
Fue José Francisco Peña Gómez, quien en el proceso electoral que se convirtió en trauma nacional, en 1994, afirmó en el estilo característico de sus encendidos discursos, que contaba, “con un colchón de votos”, para vencer al doctor Balaguer.
El colchón quedó hecho trizas por las mañas del viejo caudillo y de su veterano equipo, la expresión ha venido a mi memoria a propósito de las cifras que ha ofrecido esta semana el Banco Central sobre las remesas que envían los dominicanos que residen en el exterior.
Hasta el mes de noviembre el país ha recibido US$9,752.5 millones, una cifra impresionante que demuestra la solidaridad de la diáspora, con sus familiares y relacionados, que permanecen en el país, una cifra a la par de los aportes que hacen sectores como el turismo, a la economía nacional.
Como decía esta semana el periodista José Laluz, ese es el monto de los aportes que hacen nuestros connacionales por la vía formal del sistema bancario y de las compañías remesadoras, hay otro monto adicional que es el que traen en los bolsillos, cuando visitan el país.
Es posible que una parte de ese dinero venga de personas que se dedican a actividades ilícitas, dentro de las cuales están el narcotráfico y el micro tráfico, pero la gran mayoría viene, de hombres y mujeres que trabajan duro, en diferentes tareas para progresar y ayudar a sus parientes.
El crecimiento que ha experimentado el país en el último medio siglo le debe mucho a esos aportes.
Los dominicanos no somos muy dados a las estadísticas, pero sería interesante saber el impacto que tiene ese dinero en las diferentes áreas de la economía, probablemente la mayoría va al consumo, a cubrir necesidades básicas de comida, vivienda, vestimenta y medicina y alguna proporción, tal vez menor, al ahorro y la inversión.
Es tiempo ya de que, con datos a la mano, el país se aboque a orientar y estimular el porcentaje que va a la inversión y el ahorro.
¿Cómo lograr que ese aporte solidario de lo expatriados contribuya, aún más, al desarrollo de ellos y de sus familias y por lo tanto del país?
Los dominicanos residentes en el exterior son una fuente idónea para promover el crecimiento de Micros y Pequeñas Empresas, al proveer financiamiento a sus familiares.
Es tiempo de orientarlos, acompañarlos y estimularlos en esa labor.
Aquí repartimos miles de millones de dólares en incentivos a sectores de dudoso impacto en la economía, al tiempo que también lo hacemos en sectores positivos y que ayudan al bienestar nacional.
El diseño de un programa que ayude a orientar los aportes de la diáspora, es fundamental para que el país saque el mejor provecho de las remesas, al tiempo que permitiría a ellos mismos optimizar el rendimiento de sus aportes, en ahorro e inversión.
Pero eso no puede lograrse sin orientación y estímulo del Estado, de las instituciones financieras y del sector inmobiliario, que se beneficia de sus inversiones.
Hay que pensar en iniciativas que conviertan el aporte de los dominicanos en el exterior, en un motor aún más grande del desarrollo nacional, que pasen de ser un simple colchón de la economía, a una fuerza dinámica y orientada del desarrollo nacional.