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2025: Una oportunidad para florecer

A medida que las luces navideñas iluminan nuestras calles y se acerca el fin del 2024, es natural detenernos a reflexionar sobre un año que ha desafiado nuestro bienestar emocional y colectivo. Este ha sido un periodo marcado por conflictos bélicos que sacuden la paz mundial y por las secuelas de una pandemia que, aunque parece quedar atrás, sigue dejando huellas profundas en nuestra salud mental. Nos enfrentamos a un desgaste que va más allá de lo físico: nuestras emociones se tambalean y la empatía, uno de los pilares de la convivencia, parece desvanecerse lentamente.

En la República Dominicana, los ecos de estas tensiones globales se reflejan en un preocupante deterioro de los valores cívicos. Las calles se han convertido en un escenario de individualismo extremo, donde “primero yo y mis necesidades” parece ser la consigna predominante. Esta actitud no solo alimenta las divisiones, sino que también nos hace más vulnerables a pensamientos de desesperanza sobre nuestro pasado, nuestras pérdidas y un futuro incierto.

Pero este oscuro panorama también trae consigo una oportunidad invaluable: la posibilidad de cambio. En medio de la adversidad, podemos elegir reconstruirnos desde dentro, mirar hacia adelante y abrazar el concepto de florecimiento. Este término, central en la psicología positiva, nos invita a aspirar a un estado óptimo de bienestar y funcionamiento humano, donde no solo nos recuperamos, sino que prosperamos emocional, social y psicológicamente.

¿Qué significa florecer?

El florecimiento, según Martin Seligman y otros expertos en psicología positiva, se basa en vivir de manera plena y satisfactoria. Este concepto nos recuerda que una vida significativa no es aquella libre de desafíos, sino aquella en la que encontramos herramientas para enfrentarlos con fortaleza y optimismo. Cultivar emociones positivas, como la alegría y la gratitud, nos permite construir una mirada esperanzadora hacia la vida. Comprometernos con actividades que nos inspiren, construir relaciones significativas y buscar un propósito trascendente son pasos esenciales para dotar de sentido nuestras acciones. Finalmente, alcanzar metas relevantes nos aporta orgullo y nos impulsa a seguir adelante.

En este camino hacia el florecimiento, podemos integrar pequeños cambios en nuestra rutina diaria. Reflexionar cada día sobre lo que agradecemos, dedicar tiempo a tareas que nos apasionen y que nos absorban por completo, y fortalecer nuestros lazos con seres queridos son formas sencillas pero poderosas de transformar nuestra realidad. Escuchar con empatía, realizar actos de bondad y participar en proyectos que beneficien a otros también son maneras de conectarnos con nuestra humanidad. Además, al celebrar nuestros logros y aprender de los fracasos, damos un paso firme hacia una versión más plena de nosotros mismos.

En esta época de reflexión, la Navidad y el inicio del 2025 nos ofrecen una ventana de esperanza y renovación. Florecer no es un destino final, sino un proceso constante que depende de las elecciones que hacemos cada día. Al adoptar estas prácticas, no solo transformaremos nuestra vida, sino que también inspiraremos a quienes nos rodean a seguir el mismo camino.

Sin embargo, sabemos que ese proceso de florecimiento no es fácil y conlleva un compromiso al cambio, si sientes un estado de bloqueo o no sabes por donde empezar, comienza por lo más simple: identifica un pequeño momento de tu día que te traiga alegría, como disfrutar de un café, escuchar música o dar un paseo al aire libre.

Practica la gratitud escribiendo cada noche tres cosas buenas que ocurrieron, por pequeñas que sean. Conéctate con alguien especial, ya sea con una llamada, un mensaje o compartir tiempo juntos; respirar profundamente y organizar ideas en un diario, son ideas sencillas que te ayudarán a iniciar esos cambios de transformación. Si aun así, el propósito te parece algo lejano y sientes que no puedes avanzar solo, no dudes en buscar apoyo en un amigo, un mentor o un profesional que te escuche y te guíe. Cada pequeño paso cuenta y es parte del camino hacia tu florecimiento.

Recuerda que no se trata de lograrlo todo de una vez, sino de construir un hábito de cuidado personal y conexión emocional. Que este 2025 sea el año en el que elijas avanzar, sin importar dónde estés ahora; y un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre podemos encontrar una luz interior que nos guíe hacia un futuro mejor.

El autor es profesor, Investigador y director del Laboratorio Emociones, Salud y Ciberpsicología de PUCMM.

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