Aspirantes PRM ante su dura realidad

En la RD ser un candidato con reales posibilidades de alcanzar la presidencia es un proceso que lleva tiempo y cuatro años son pocos; por eso la realidad se torna más sombría para los aspirantes del PRM que, además de haber aceptado que no harían campaña, tienen la vigilancia de las autoridades partidarias para obligarlos al cumplimiento de la palabra empeñada.

En el partido oficial hay otros obstáculos que penden sobre las aspiraciones presidenciales y son visibles, a saber, el incumplimiento del programa de gobierno con muchas obras iniciadas y paralizadas, haber superado de acciones que criticaban a pasadas administraciones gubernamentales y no tener un liderazgo que unifique la militancia encabezando la lucha por el poder.

La salida más cercana que se atisba a corto plazo es la renuncia a los cargos de parte de los presidenciables para que el presidente Luis Abinader tenga las manos libres y designe funcionarios que no estén en campaña y se pongan a trabajar porque los actuales y sus equipos están labrando lo que entienden es su futuro y no quieren que se les escape la pelota.

Hay aspirantes con ventaja porque tienen fuerte apadrinamiento y otros que quieren escalar en la tabla de posiciones para tiempos futuros meced a sonar en la competencia actual pero las estadísticas en este renglón tornan la competencia cuesta arriba. Dos elementos se tienen a mano: ni siquiera los vicepresidentes de la República han alcanzado la presidencia por vía electoral y los partidos cuyos lideres no compiten tampoco lo han logrado.

En la práctica hay una variable que importa más a los aspirantes que al mismo Abinader y son las obras pendientes que están a los ojos de los electores como un baldón para el PRM.

Abinader para su reelección se gastó el oro y el moro; en eso puso todo su esfuerzo. Ya no le interesa el politiqueo porque su mirada está puesta en el extranjero y su devenir como líder con vínculos internacionales. Para el principal dirigente del PRM lo importante es lograr un sucesor que le garantice protección porque tras la salida del poder podría ser perseguido por sus contrarios.

El nuevo periodo en la administración pública, que se entendía sería aprovechado para terminar la pendiente obra de gobierno, luce que será caminata de borracho, porque va dando tumbos y tropezando con sus propios pies. Ya hasta los sectores empresariales ponen distancia y funcionarios vinculados al sector externo van recogiendo por entender que no pueden vincularse a lo que se va hundiendo.

La percepción popular en cuanto al gobierno es que han sido estafados. Es de marcha acelerada el descreimiento. Hasta ingenuos miembros del PRM se expresan contra su propio gobierno que engañó incluso aliados de las pasadas elecciones municipales y presidenciales.

Además del descreimiento que heredan los aspirantes presidenciales del partido oficial está la certidumbre de que contarán con menos recursos económicos porque el bolsillo se achicó y la deuda externa aumentó.