Fideicomisos pilares para potenciar la inversión pública
La República Dominicana ha avanzado significativamente en la modernización de su gestión pública a través de la implementación de fideicomisos y alianzas público-privadas (APP). Estas herramientas no solo optimizan la inversión pública, sino que también generan confianza y resultados concretos en un contexto de limitada capacidad fiscal. Con una presión tributaria equivalente al 14% del Producto Interno Bruto (PIB), una de las más bajas de América Latina, su uso se ha convertido en una estrategia esencial para abordar las necesidades del desarrollo.
Actualmente, el 4% del PIB está destinado a la educación por mandato de ley, mientras que cerca del 3.6% se utiliza para el pago de intereses de la deuda pública. Esto implica que casi el 8% del PIB ya está comprometido, dejando pocos recursos disponibles para atender otras áreas prioritarias. Además, el gasto de capital, destinado a inversiones públicas estratégicas, apenas alcanza el 2.8% del PIB, una cifra insuficiente. Para colocarnos en el camino hacia un desarrollo pleno, sería necesario destinar no menos del 5% del PIB a este tipo de inversiones.
En este contexto, los fideicomisos han demostrado ser un mecanismo confiable y eficiente para maximizar el uso de los recursos disponibles. Su diseño permite una gestión transparente, supervisada y ágil, superando las barreras burocráticas que históricamente han ralentizado la ejecución de proyectos en el sector público. Al garantizar que los fondos se utilicen exclusivamente para los fines previstos, los fideicomisos no solo impulsan la eficiencia, sino que también fortalecen la confianza en la gestión estatal.
Por su parte, las alianzas público-privadas complementan este modelo al integrar capital privado y conocimientos técnicos en el desarrollo de proyectos estratégicos. Las APP se han consolidado como un modelo que moviliza recursos adicionales y acelera la ejecución de iniciativas que, de otro modo, tomarían más tiempo en materializarse si dependieran exclusivamente de los recursos públicos.
La experiencia reciente del país demuestra que los fideicomisos y las APP no son solo herramientas teóricas, sino mecanismos prácticos que ya han comenzado a transformar la gestión de la inversión pública. Para maximizar su impacto, es necesario ampliarlos y aplicarlos de manera más estratégica, priorizando áreas que generen un efecto multiplicador en la economía y en el bienestar social. Pero estas herramientas no sustituyen la necesidad de implementar una reforma fiscal estructural. Es imprescindible trabajar en la ampliación de la base tributaria, reducir la evasión fiscal y garantizar una redistribución más equitativa de la carga impositiva. Estas reformas son indispensables para incrementar la capacidad recaudatoria del Estado y asegurar la sostenibilidad fiscal a largo plazo. Sin embargo, mientras estas reformas se diseñan y ejecutan, los fideicomisos y las APP deben seguir desempeñando un papel central en la política pública.
Estamos ante una oportunidad única para consolidar estas herramientas como pilares de nuestra estrategia de desarrollo. Apostar por los fideicomisos y las APP no solo refleja una visión moderna y responsable de la gestión pública, sino también un compromiso con el bienestar de los ciudadanos. Estas herramientas ya están demostrando su potencial, y ahora es el momento de profundizar su alcance y ampliar su aplicación para construir un país más competitivo y sostenible.