Por qué Kamala Harris perdió la elección

Donald Trump ganó su regreso a la Casa Blanca por un margen mucho más amplio de lo que habían pronosticado las encuestas anteriores a la elección. Los sondeos indicaban un virtual empate entre Trump y la vicepresidenta Kamala Harris. El resultado fue muy distinto: Trump se alzó con 295 votos del colegio electoral, y Harris con 226.  

El triunfador también ganó el voto popular, es decir, la mayoría simple de los votos en toda la nación. En 2016, cuando se impuso a Hillary Clinton, Trump no ganó el voto popular, solo el del colegio electoral.

La derrota de Harris fue una sorpresa para muchos. La fuerza con que se proyectó como candidata demócrata tras la renuncia del presidente Joe Biden a la reelección, su experiencia política y el apoyo de un sector cuantioso del electorado vaticinaban para muchos un resultado distinto. Su desempeño en el debate con Trump el pasado 10 de septiembre también reforzó su imagen presidenciable. Trump no se lució en ese encuentro y, como el mal perdedor que es, no aceptó debatir de nuevo con la vicepresidenta.

Sin embargo, varios factores jugaron en contra de la aspiración de Harris a suceder a su jefe en la Casa Blanca. Uno de los factores más decisivos fue que no supo coordinar y expresar un mensaje claro y coherente de su futuro plan de gobierno. En vez de convencer a los electores con la presentación de un programa dirigido, por ejemplo, a mejorar la economía y contener el alza de los precios, Harris dedicó demasiado tiempo a criticar a Trump y a tratar de demostrar que el republicano no era apto para la presidencia. Muchos electores no sabían con certeza cuál era la plataforma que Harris ofrecía. Entretanto, Trump no dejó de repetir su mensaje de “hacer a América grande de nuevo”, impulsar la economía, rebajar los impuestos y controlar la inmigración. Un mensaje receptivo para muchos estadounidenses, convencidos erróneamente de que el gobierno de Biden ha causado una caída económica y de que los inmigrantes son culpables de muchos males de la nación, una falsedad que Trump afirma sin cesar.

Harris se enfocó en temas de justicia social y derechos humanos, pero descuidó problemas económicos que afectan a la mayoría de la población. Trump supo aprovechar el descontento de muchos trabajadores con la inflación y la percibida falta de mejoramiento de la economía, mientras la vicepresidenta no ofrecía soluciones con claridad.  

Incluso en el debate del 10 de septiembre, aunque Harris defendió sus puntos de vista con firmeza, se mostró moderada en sus respuestas a los ataques de Trump. Esa moderación proyectó una imagen profesional y presidencial, pero muchos votantes, habituados al circo mediático de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la interpretaron como una falta de contundencia.

También hay que señalar que Harris, una mujer de ascendencia india y afroamericana, sufrió el impacto negativo del racismo y la misoginia que aún perduran en segmentos de la sociedad estadounidense, y que se manifestaron en numerosos comentarios en las redes sociales.

Otro aspecto que tuvo un impacto en la derrota de Harris fue la política del gobierno de Biden de apoyo “blindado” al gobierno de Israel en su devastadora campaña bélica en Gaza y el Líbano. Harris no se apartó de la línea de Biden. Esa postura perjudicó sus aspiraciones presidenciales, sobre todo entre los votantes jóvenes y el ala más progresista del partido.

La derrota de Harris, para muchos inesperada, se debió a un conjunto de factores, especialmente la ausencia de un mensaje claro y el enfoque de su campaña. Entretanto, Trump ha celebrado su triunfo por todo lo alto en su mansión floridana de West Palm Beach. Y ahora se dispone a trabajar con Biden en la transición presidencial, después de pasar cuatro años afirmando que en 2020 le robaron la elección. Y después de incitar a sus partidarios a asaltar el Capitolio de Washington el 6 de enero de 2021, en un intento por revertir la victoria de Biden, ahora le da la mano al mandatario demócrata. Una vez más se comprueba que la historia no carece de un sentido de la ironía.

Andrés Hernández Alende es un escritor y periodista radicado en Miami. Sus novelas más recientes son El ocaso y La espada macedonia, publicadas por Mundiediciones. También ha publicado el ensayo Biden y el legado de Trump con Mundiediciones.

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