Errar es de humano. Lo ocurrido con el retiro “DEFINITIVO” de la reforma, me trae a la memoria un episodio en nuestra familia con uno de mis hermanos y mi padre. Tendríamos entre 9 y 12 años. Un día en la casa no teníamos plátanos para el desayuno. Mi padre llamó a mi hermano y a mi para que fuéramos a buscar plátanos para el desayuno. Mi hermano, menor que yo, se rehusó, hizo una rabieta y se fue a su habitación. Pensábamos que había entrado a ponerse ropa adecuada para ir a cumplir el mandato, pero no fue así. Cuando mi padre fue a ver porqué tardaba tanto, lo encontró en la habitación listo para colgarse de una sabana. LITERAL. De inmediato papá tomó una correa y, como décimos en el campo, le dio “una pela cantada”. A cada correazo papá le decia: come plátano y no te ahorques”. Come plátano y no te ahorques”. Cuando mi madre logró quitárselo, mi hermano tenía la espalda hinchada de los golpes. Le salió cara la rabieta. Al retirar del congreso la reforma fiscal, el gobierno ha hecho una rabieta que puede salirnos cara a todos. La reacción ha debido ser la de retirar la pieza y acceder a la búsqueda del consenso como pidieron amplios sectores de la sociedad.
No la de un retiro definitivo. Si se aprobaba tal cual fue enviada, es posible que gran parte de los recursos recaudados se habrían tenido que invertir en bombas, municiones, combustibles y militares en las calles para contener a la población. Lo que se ha reclamado, no es que no se someta la reforma, es que se revise la planteada, se clarifique lo referente al gasto público, se evite gravar los servicios, los productos de consumo masivo, la salud, la educación. Que se frene la evasión, además de revisar las exenciones a ciertos sectores. Mi hermano, después de aquella “pela”, jamás volvió a hacer una rabieta. Hoy goza de buena salud a sus más de 60 años. El gobierno debe repensar mejor. En vez de negarse a elaborar una reforma mas justa, retomar el proyecto, acoger el pedido de los empresarios, políticos sindicalistas, religiosos y otros sectores importantes de la sociedad que, aunque conscientes de la necesidad de recursos que tiene el Estado, reclaman que estos no solo provengan de la clase más humilde, gravando la mayoría de los productos, las viviendas, los vehículos utilitarios sino que la carga se distribuya de forma equitativa, para beneficio de todos. Lo hará el gobierno?