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Miami donde conducir un automóvil es una pesadilla
Manejar un automóvil en Miami se ha convertido en un tormento cotidiano. Según un estudio reciente de la revista Forbes, los elevados precios de los seguros vehiculares en Miami, y las demoras causadas por la congestión del tráfico, clasifican a la ciudad como la segunda peor en Estados Unidos para circular en automóvil. Solo la supera Oakland, en California.
El tráfico en el Sur de la Florida, y especialmente en Miami, ha aumentado visiblemente después de la pandemia de la COVID-19. El gasto de desplazarse en automóvil también se ha disparado. Miami es la tercera ciudad norteamericana donde tener un auto es más costoso, indica el estudio de Forbes.
La congestión vehicular causa que Miami sea la quinta ciudad de Estados Unidos donde los conductores gastan más en gasolina, un promedio de 1.773 dólares al año. Y en cuanto a los seguros de automóviles, es la segunda más cara, con un promedio de 4.628 dólares anuales.
Los choferes de Miami pasan 105 horas al año desplazándose en sus vehículos. En promedio, recorrer 9,6 kilómetros (6 millas) toma 15 minutos. En las horas pico, la velocidad a la que avanzan los autos no supera los 40 kilómetros (25 millas) por hora.
Estos inconvenientes se agravan por el hecho de que Miami es la quinta ciudad de Estados Unidos donde más llueve: 134 días de precipitaciones al año, con la consiguiente dificultad para conducir, sobre todo en las numerosas zonas que se inundan, y un aumento en la cantidad de accidentes.
También se debe tener en cuenta la notoria descortesía de muchos conductores, que pasan por alto las reglas del tráfico con tal de llegar lo antes posible a su destino, poniendo en peligro a los que comparten la vía pública con ellos.
El problema del tráfico en Miami no solo impacta el bolsillo de los ciudadanos, sino también su calidad de vida y el medio ambiente. Ante esta realidad, es urgente que Miami implemente un sistema de transporte público eficiente, por ejemplo, una red de tren local, que ofrezca una alternativa viable y sostenible a los embotellamientos constantes.
Actualmente, el transporte público en Miami es insuficiente. Aunque hay autobuses, y también están los trenes del Metrorail y el Metromover (este último solamente en el centro de la ciudad), la cobertura del sistema público es limitada y no es una opción atractiva para la mayoría de los ciudadanos. El Metrorail, por ejemplo, se mueve básicamente en un eje norte-sur, cerca de la costa de la bahía de Biscayne, por lo que no es funcional para el numeroso sector de la población que vive en la extensa parte oeste de Miami, un área esencialmente residencial. Muchos trabajadores que viven en el oeste deben desplazarse a diario a la zona este, donde se concentran las grandes empresas.
Por lo tanto, la mayoría de los residentes se ven obligados a depender de sus automóviles, lo que agrava la congestión y, al mismo tiempo, aumenta la contaminación ambiental. Un tren local que conecte los principales barrios de la ciudad, así como las zonas periféricas y los puntos neurálgicos, como el aeropuerto, los centros comerciales y el downtown, y que cruce la bahía hacia Miami Beach, aliviaría la congestión y reduciría la dependencia del automóvil.
La inversión en infraestructura de transporte es una necesidad no solo por razones de comodidad y eficiencia, sino también por la sostenibilidad a largo plazo. La crisis climática se intensifica, y Miami debe dar pasos hacia un futuro más verde y limpio. Un tren eficiente, combinado con la expansión de rutas de autobuses, disminuiría la cantidad de automóviles en las calles y las autopistas, lo que reduciría las emisiones de gases contaminantes y el impacto ambiental.
Además, un sistema de transporte público robusto beneficiaría a todas las clases sociales, brindando un acceso más equitativo a oportunidades laborales, educativas y recreativas. No todos los residentes tienen el privilegio de tener un automóvil, y la falta de transporte público adecuado margina a quienes dependen de él.