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Haití y la reforma fiscal: Palo si boga y palo si no boga

Comencemos con Haití. Se levanta el telón: Los haitianos nos invaden, el gobierno no controla la inmigración, aumenta la delincuencia por la entrada masiva de haitianos ilegales, hay que acelerar las deportaciones, etc. etc. Baja el telón.

Sube el telón: Los bananeros y agricultores gritan por la falta de mano de obra haitiana, la construcción se paraliza al no contar con suficientes trabajadores haitianos y Bávaro-Punta Cana piden auxilio. Baja el telón.

Este país es una anomalía. Ahora resulta que todos los haitianos indocumentados tienen empleo en diferentes sectores de la economía. ¿Y cuantos haitianos hay en esas condiciones? Obviamente, nadie lo sabe porque la última vez que se publicó un censo sobre el tema en el 2012, decía los siguiente:

458,233 inmigrantes haitianos (5% de la población)

209,912 inmigrante nacidos en el pais (2% de la población)

668,145 de nacionalidad u origen haitiano (7.1% de la población)

Pero caminando por calles de ciudades y comunidades alrededor del país, visitando la frontera, pasear por los campos y las construcciones o ir de turista a Bávaro-Punta Cana, llegamos a la conclusión de que el número de haitianos supera con creces el millón y medio, incluyendo los nacidos en el país. Y esa cantidad duplica la demanda de mano de obra haitiana. ¿Dónde están los demás? Las deportaciones deben continuar para no jodernos y que los bananeros, agricultores y constructores cierren sus negocios o paguen mejor para emplear dominicanos.

La Reforma Fiscal: Se levanta el telón: Casi todos abogan por una reforma fiscal, incluyendo economistas, organizaciones empresariales, el FMI, el BM y las veinte mil vírgenes. Baja el telón.

Sube el telón. Ahora resulta que la reforma fiscal enviada al Congreso es un disparate, la peor de todas, y hay que retirarla para consensuarla con todo el mundo, incluyendo gatos, ratones y cucarachas.

Lo peor es que políticos corruptos, que deberían estar en los tribunales rindiendo cuentas por sus desmanes, hablan de consenso y de retirar el proyecto de reforma del Congreso. Quieren pescar en rio revuelto apostando a la amnesia de los dominicanos. Pero ninguna reforma fiscal en el mundo ha sido consensuada.

Tengo algunas objeciones a esa reforma, pero la vía correcta para acercarnos a un “cierto consenso” es que todos los sectores afectados sean escuchados en las vistas públicas que abrirá el Congreso y de ahí saldrá una reforma fiscal más digerible y equilibrada, pero sin sacar un muñeco inservible como en el 2013. Evitemos argentinizarnos.