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Adocco, cine, reformas y Abinader: ¡habemus, por fin, anti re-reelección!

Fulgurante, a las gélidas oscuridades del averno corrompido cae el rayo de la calidad democrática sin remilgos del presidente Abinader.

Demostrada la entereza y coherencia entre sus actos y palabras, destierra para siempre de la voracidad politiquera alimentada por siglos de artimañas re-reeleccionistas.

—¡Dos períodos y pa´fuera, ad perpetuam!—, clamó el país y le satisface el presidente, aportando fortalezas institucionalizantes. Sin zozobras, avanzará sus iniciativas la gente soñadora, deseosa de trabajo e inversión. Robustecida queda la rendición de cuentas que a pasados gobiernos y funcionarios podrá exigir la sociedad.

Un Estado nuevo está en ciernes; naciendo después de, atizado, resistir en las ansiosas consciencias ciudadanas de justicia e igualdad.

Junto a otras reformas, discurre. La laboral, que bajo concepto alguno habrá de penalizar más a trabajadores que produciendo y comprando en dólares, son pagados en pesos, ¡y vaya en qué proporción!

Pese a la politiquera agitación que articula el Proyecto de Modernización Fiscal, cursando, el empresariado —insistimos con evidencias a mano— está conteste. El señor Julio Brache, presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana —AIRD—, no manifestó oposición al desmonte de exenciones; propuso, sí, no hacerlo de un tirón.

Sobre lo demás hay economistas con bien puestas cabezas y actores haciendo sustentadas sugerencias. ¡Escucharemos!, respondieron, unísonos, Congreso y Gobierno. Y escuchando están.

Dialogando, en buenos rieles avanza El Cambio.

Absolutizar objetivos fiscalistas que perjudicarían actividades sería más sal que chivo. Comuníquense las ventajas e imperativos actuales. Sincerémonos: ¡Evitemos la argentinización!

El PRM-Congreso, ¿evitará erosionar la base de sustentación del PRM-Partido?

Respecto al cine, ¿cómo extenderme, dada su importancia para las agonizantes cultura e identidad nacionales? Sin dudas, apoyamos la valentía de ADOCCO, entidad de vigilancia anticorrupción. Sobre el tema, ¿demostró que los exenciones cinematográficas fueron explotadas por mafias corruptas?

¿Extrañado, usted?

La DGCine —vehículo de la Ley— por años fue feudo partidista. En sus normativas, decisiones, actos y enfoques primó un esquema anti cultural y anti-económico; más interesado en favorecer “compañeros”, talentosos o no, que al buen cine. A favor de este las exenciones deben permanecer.

Andy Dauahjre y Adocco yerran pretendiendo que la inversión pública por película es alta cuando el basal de las porquerías de NetFlix es ~US$2 millones (m) y el promedio US$13m. En esa moneda, el unitario local, según documenta Adocco, es ~US$1.19m, no ~ $2.6m como alega Dauahjre, cuyo sesgo obvia sus propias cifras: ¡El mal es de calidad y circulación!, parecerían argumentar. La 108-10 podría ganar mecanismos para realizar su objeto: en vez de películas “per se”, dar al ciudadano cineasta derecho y posibilidad de hacer/disfrutar cine nacional donde, según el FMI, sofisticada es nuestra economía: precios de bienes dolarizados vs servicios y sueldos en RD$. ¡Ante las invasiones foráneas, cine nacional!

Pausemos dos años las exenciones cinematográficas y modifiquemos la 108-10 para cerrar paso a mediocridades partidaristas y corruptelas, ahorrando US$166.2m.

Dígase: Quedan suspendidas, hasta enero 1, 2027, las exenciones al cine…

Y con Antoliano modifíquese la Ley, conformando un equipo y reintroduciéndola al Congreso. Proclámese o no, que las exenciones actuales regresen en enero 1, 2027.

Necesitamos y queremos buen cine nacional, ¡sépalo, señor!