PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

El Padre Adolfo Nicolás, S.J. analiza la situación de la Compañía de Jesús

Durante su visita al Paraguay del 1 al 8 de noviembre, 2010 con motivo de la XXI Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), el P. Nicolás expuso cómo veía a la Compañía de Jesús. Entonces, el P. Nicolás, elegido el 19 de enero del 2010, tenía casi 3 años ejerciendo como general.

-Andamos preocupados por los números. Se dice que seguiremos bajando hasta llegar a 13,000. Otras órdenes religiosas no llegan a los 10,000. No me preocupan los números, “ lo importante es discernir lo que Dios quiere de nosotros”. No descuidemos la promoción vocacional. Pero no nos esforcemos en la promoción vocacional, porque nuestros números disminuyen “sino por la calidad de lo que debemos aportar la iglesia y al mundo”.--

Con gran sinceridad, Adolfo Nicolás opinó acerca de cómo veía a los jesuitas y su calidad de vida: “No podemos idealizarnos. A lo largo de la historia de la Compañía hemos tenido tres tipos de jesuitas: los dedicados, los medianos y luego otro pequeño grupo de manzanas estropeadas. Es así. Somos una mezcla de extraordinarios, de mediocres (digo, los del medio) y los estropeados. Nuestro problema no es que seamos malos, sino que estamos distraídos, distraidísimos, diría yo. No estamos deprimidos, sino que estamos distraídos con nuestros pequeños fracasos y cosas inmediatas que nos preocupan mientras el mundo nos está dando muchas oportunidades…”

Y continuaba: “Los jesuitas en general somos buenos pero distraídos. Yo he sido un general distraído. No hay maldad, no hay clara maldad, pero lo fundamental está distraído, nos falta fuego, estamos distraídos, falta concentración en lo fundamental. ¿Y qué nos distrae? La distracción sucede cada vez que algo secundario (nuestra estima, nuestras necesidades, la salud, la comunidad, nuestras ideologías, el éxito, etc. muchas cosas, buenas y no buenas), nos separa de lo fundamental, estamos distraídos. Hay que dejar que lo principal este en el centro”.

Todavía estamos preocupados por cosas que sucedieron hace 30 años. Y nos distraemos de lo fundamental: “del encuentro con el hermano hoy, de los pobres, de la voluntad de Dios, por el consumo, por la competencia, por la sobrevivencia, etc. Cosas de antes, cosas de ahora, y también cosas del futuro nos distraen, qué será de esta obra, cuál futuro tendré, etc.”.

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