Tribuna del Atlántico

Campanas que hay que escuchar de cara a las reformas

Planteados ya, a grandes rasgos, los objetivos de la reforma fiscal, de la reforma del Estado, con fusiones y eliminación de entidades, a la que estamos abocados, se escuchan voces aquí y allá, campanas que doblan por este o aquel sector. Es importante escucharlas.

El Listín ha dado cuenta de un informe del Banco Mundial, de abril de este año, que advierte que el crecimiento del país está llegando al límite, atribuido al bajo crecimiento de la productividad, insuficiente capital humano, impacto del cambio climático, distorsiones en mercados claves y poca eficiencia de las exenciones fiscales.

Un campanazo, si a eso vamos, menos mal que viene acompañado de recomendaciones: "De cara al futuro y para tener crecimiento inclusivo, República Dominicana requerirá un mayor aumento en la productividad, a través de la implementación de reformas para fortalecer las reservas fiscales, el capital humano, la competitividad, la innovación, tecnología verde, la eficiencia en el gasto público y la resiliencia frente a eventos climáticos".

El viernes, el mismo Listín Diario, nos traía otro repique de campanas, esta vez de una mujer que tiene a su cargo, nada más y nade menos, que la presidencia ejecutiva, de uno de los grupos industriales más importantes del país, Ligia Bonetti.

Su articulo; “Progreso sin enfoque: el riesgo de avanzar sin una visión clara”, advierte de dos aspectos fundamentales del momento actual; la ausencia de una estrategia para el crecimiento de los sectores productivos y el planeamiento de recaudar, eliminando leyes que promueven la innovación y modernización.

Como no es común un campanazo de este tipo, del sector industrial y de la señora Bonetti, ya hay quienes buscan complejas explicaciones políticas a su artículo. No la conozco personalmente, pero, por lo que he visto de su trayectoria y declaraciones públicas, a lo largo del tiempo, me atrevería a sugerir que nos concentremos en sus planteamientos, que son una clara y firme defensa de su sector, el industrial y del capital nacional, no pocas veces venido a menos, ante el paradigma de turismo y la inversión extranjera.

El momento actual es oportuno para mirar la economía dominicana en su conjunto, para que valoremos, como venimos haciendo, el sector turístico y su importancia para el desarrollo nacional, pero que al mismo tiempo, valoremos en su justa dimensión, el aporte de otros sectores, como la industria, la agropecuaria, las Mipymes, el cine, etc.

Las declaraciones de otros miembros del sector industrial reafirman que la preocupación es compartida por los miembros del mismo.

El presidente de la AIRD, Julio Virgilio Brache, advierte que la reforma no debe afectar la creación de empleo, ni frenar el crecimiento económico, al participar del encuentro económico del periódico Hoy.

Algo parecido viene sucediendo con la joven industria cinematográfica del país, también amenazada por el tijerazo fiscal. Cuyas voces representativas se han expresado.

El Estado dominicano, tiene que ser, dé una vez y por todas, el padre equitativo, que distribuye, beneficios y sacrificios con sentido de justicia entre sus hijos.

Se podrá argumentar que cada sector lucha encarnecidamente por conservar las leyes que les benefician, pero debemos ser lo suficientemente inteligentes para no quitar incentivos, que lejos de generar más ingresos, ralenticen a los sectores afectados.

Y hablo del cine, del turismo, de la agropecuaria y de la industria, con el único interés de que sigamos impulsando sectores claves, en el marco de un ejercicio racional y prudente.

Tampoco pretendo que no pueda haber modificaciones en los regímenes de esos sectores, es que seamos prudentes y busquemos los consensos necesarios, para que el tiro no nos salga por la culata.

Tal vez por ahí, por la búsqueda de consensos, se debió comenzar.

Prestemos atención a estas campanas.