Tribuna del Atlántico

Cabello, ¿distracción?

El ritmo acelerado de estos tiempos provoca cambios radicales en las formas de hacer política, cada vez se presta menos atención a normas diplomáticas, en el trato entre gobernantes, por ejemplo.

Así, hoy, para nadie es sorpresa que el presidente de Argentina, Javier Milei, arremeta contra el presidente del Gobierno de España, Pedro Sanchez o contra el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Parecería que no hace falta ningún atisbo de prudencia en la forma de los líderes dirigirse a sus pares de otras naciones, con vínculos diplomáticos de larga data. Mientras más altisonante la expresión mejor, dirán ellos.

Es, en ese contexto, que se producen dos declaraciones sucesivas del flamante ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Diosdado Cabello, la primera de las cuales, fue respondida con firmeza por el presidente Luis Abinader y la segunda con expresiones que tienen sus más y sus menos.

Estemos claros en una cosa. Para la dictadura venezolana, el enfrentamiento con la República Dominicana, da argumentos para presentarse como víctima de una conspiración internacional.

Es el viejo esquema de propaganda de Cuba, el imperialismo, y sus “lacayos”, son los culpables de todas las penurias del pueblo, mantener ese enfrentamiento vigente alimenta la retórica oficial, peleamos en diferentes frentes contra países que le hacen juego al enemigo, o algo así.

Resulta curioso por ejemplo, que Cabello enfrenta a República Dominicana y al presidente Abinader, pero no lo hace con Brasil y con Lula, desde luego, Brasil tiene un enorme peso en el intercambio comercial con Venezuela.

A Lula lo enfrenta Daniel Ortega, a quien el presidente brasileño ha criticado antes, por sus actuaciones anti democráticas.

Cuando el presidente dio la primera respuesta, aquella de que: “No tenemos petróleo, pero nuestra economía es mayor que la de Venezuela“. Dije en X, que era una buena respuesta, pero que le tocaba a otro funcionario.

Es que en la vieja diplomacia, que a mí sigue gustando más, la respuesta a Cabello, que no es presidente de Venezuela, la daría un ministro, igual que él, Administrativo, de Interior y Policía, o un funcionario de menor rango.

Al participar en el debate con Cabello, el presidente lo eleva de rango. A un funcionario que, según se dice, hasta los cubanos objetaron su escogencia como sucesor de Chávez, por presuntas sospechas de corrupción y cosas por estilo.

A menos que, desde este lado, también necesitemos el rifirrafe con Cabello, en momentos en que hay tantos temas sensitivos en la coctelera, apagones, escasez de productos como el azúcar, incrementos de precios como el del pollo y la ya inminente reforma fiscal.

A propósito de la cual ya sabemos por dónde viene el tiro, el reporte de Cándida Acosta, para el Listín, indica que la misma se propone incrementar los ingresos en 115 mil millones de pesos, con medidas de ajuste, eliminación de subsidios, ampliación de la base del Itbis, entre otras acciones.

Para el economista Andy Dauhajre, una reforma de ese nivel, sería insuficiente para propiciar el incremento en la inversión pública, que el país requiere. Propone reducir la evasión de los más ricos, sacar la deuda del Banco Central para Hacienda, lo que representaría un ahorro importante para el país, entre otras acciones.

Algún quisquilloso podría pensar que la discusión con Cabello nos entretiene un poco, en lo que llega el tablazo fiscal.

¿Qué le parece?