La Dida, el Mescyt y la reorganización funcional del gobierno

Como bulo, “fake news”, post-verdad o realidad transcurren, en las variopintas comunicaciones a que obliga la real politic, soterradas o flotantes, opiniones y contrapropuestas sobre la reorganización del aparato estatal ante las declaradas intensiones oficiales de robustecer sus finanzas para honrar el creciente costo de la deuda, garantizando la estabilidad macroeconómica y respondiendo los aspiracionistas reclamos ciudadanos en múltiples ámbitos: seguridad, alimentación, salud, educación, viabilidad, entre otros.

Opositores y correligionarios ingresan al ruedo para externar sabias y desconcertantes criterios, ejercitando el derecho a la libre expresión que local e internacionalmente se reconoce robustecido durante la gestión del Presidente Abinader.

El gobierno necesita el tema en palestra, para ponderar sus opciones y resguardar la gobernanza. Quizás ello explique los liderazgos institucionales ingresando al ruedo, verbigracia los ministros de Educación (Minerd) y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt). En tanto se rumora que la Dirección de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA) al Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS) podría desparecer, su directora, Carolina Serrata, expone la necesidad de que los adscritos al SDSS documenten sus insatisfacciones, notificándolas ante la entidad que preside. ¡Las redes sociales no bastan!, dijo.

Es que la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril) necesita esa data para actuar, entretanto su responsable ha de estar inmerso en su inducción al campo para conocer al detalle las motivaciones y visiones de los actores sectoriales, sin soslayar el ordenamiento de interior.

Las fusiones institucionales es tema simpático para quienes están fuera del gobierno y gustan de opinar, excepto ahora. También para quienes esperan gestiones que den y hagan todo con escasos recursos, funcionarios e instituciones. Su ejemplo cínico es reclamar ahorro enriquecidos ya por la demanda que esa elefantiasis genera. Las inversiones y gastos públicos engordan el mercado interior, cuyas posibilidades ovan en la tierra nutricia y bajo la sombrilla estatal porque los sueldos y salarios impactan positivamente el consumo y este los crecimientos del PIB y el bienestar. El gasto público es, entonces, importante fuente de progreso económico y bienestar social: fomenta negocios personales, ocupación y empresas.

Así, desde el enfoque económico las fusiones y eliminación de entidades públicas no parece aconsejable. Y ahorrará “ná”. El funcional, sí: desapareciendo entidades creadas para nombrar directores generales que hacen jotas; preservando aquellas que realizan funciones de valor social, pues aportan capacidad resolutiva al gobierno y gobernabilidades. Quienes después de cuatro años no aprenden, deben aprender.

Desaparecer la DIDA, fusionar el Mescyt con Educación sólo aumentará las obstrucciones intersectoriales.

Educación, sin poder consigo todavía, ¿puede engullir al Mescyt?

La Dida, ¿puede ser borrada sin quitar a la 87-01 su aspecto innovador y humano, privando al SDSS del contacto directo con la ciudadanía?

El gobierno podría considerar que el 4% presupuestado para Educación es para el campo educativo, desde inicial a superior. No sólo para la preuniversitaria. Si así lo concibiera, ahorraría, íntegro, el presupuesto del Mescyt, sustrayéndolo del asignado a Educación: RD$19,030.8 millones. Fusión presupuestaria, eso sí.

Otorgando miles de becas nacionales e internacionales, el Mescyt impacta el mercado laboral con profesionales capacitados para impulsar nuestro desarrollo multisectorial, guiñando seductoramente a la Inversión Extranjera Directa.