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SIN PAÑOS TIBIOS

El mejor candidato para 2028

Ese saber cuándo mover fichas es tan importante como saber hacerlo… acaso más. Que Abinader no va en 2028 es una verdad asumida, y aunque hay quienes descreen de las intenciones del mandatario y diseñan estrategias en función de resultados diferentes a los anunciados cuando se remitió el proyecto de ley de reforma constitucional; para otros, ya el problema no es que el hombre no va, sino que no se sabe quién será su sustituto.

Abinader dejó claro que no iba y también hizo saber que actuaría de árbitro en el proceso interno de escogencia. Para el presidente, el desafío será manejar la balanza y la espada con los ojos vendados; para los aspirantes, el de correr sin levantarse de la silla.

Si en política la virtud más importante es la lealtad, en el juego del poder la paciencia es el atributo determinante. No sirve tener fuerza propia o externa si se utiliza en el momento inapropiado, y la maestría reside en saber cuándo llega el momento; cuándo una advertencia lo es; y cuándo es una autorización disfrazada de negación.

Porque por muy demócrata que sea el presidente, y crea y estimule la sana competencia entre todos los aspirantes, su dilema será no sólo garantizar que gane el mejor, sino también que gane quien pueda preservar su legado; y que cuando menos sea alguien lo suficientemente leal para respetar su investidura y no lo suficientemente malagradecido para tratarlo como a un jarrón chino.

Si grande es la ansiedad que carcome a los precandidatos más punteros –con eso no saber cuándo salir al ruedo y enfrentarse cara a cara con el toro del poder– mayor es la de Abinader, al saber que debe guardar la forma y preservar el fondo… pero siempre y cuando el fondo le convenga.

Alcaldes, ministros y directores observan y aguardan… y otros cargos mayores también. La espera es tensa, pues no basta con hacer o no hacer en función de la propia estrategia, porque esta cambia en función de lo que hacen o dejan de hacer los otros; y así como algunos ya anunciaron sus intenciones y corren de primero para intentar aprovechar la luz, otros esperan la señal que indicará la salida, trabajando internamente, aprovechando la sombra.

La primera batalla será de encuestas, y se repetirá el guion gastado de intentar construir percepción afuera para empujar adentro… y hacia arriba. Ejemplos que descalifican esta estrategia abundan y son de factura reciente, pero las granjas de bots seguirán pastando y sus dueños facturando. La impaciencia no es buena consejera… ni la auto percepción de predestinación tampoco.

Sólo quien entienda que la mejor estrategia para el 2028 es lograr que Abinader haga un buen gobierno, podrá lograr su apoyo, por muy imparcial que este quiera ser; porque el mejor candidato será el que una a todos adentro y también sume afuera.