UN MOMENTO
¿Por qué no me lo dijeron?
Un día cualquiera vino una joven y me dijo directamente sin ambages: “yo soy atea, no vengo aquí para que usted me ayude a ser católica. Yo vengo aquí porque he sabido que ustedes tienen unas terapias, un grupo que se llama «El Nido de Raquel», que ayuda a liberarse de los traumas del aborto. Yo cometí un aborto, pero a mí me dijeron que era un grupo de células. Si yo hubiera sabido que era un niño o una niña, no lo habría hecho. Vengo para que ustedes me ayuden a sanar el trauma que tengo, no tengo problema con Dios, yo no voy a ir presa, pero no estoy sana, estoy enferma y sufro este trauma psicológico. ¿Por qué no me lo dijeron?”.
Yo quiero ser voz de aquellas mujeres que quieren que le digan la verdad: “usted va abortar un ser humano y no solo un grupo de células”. La muchacha entró en terapia para curarse el trauma del aborto. Se puede curar, pero cuesta mucho hacerlo.
Hasta mañana si Dios, usted y yo lo queremos.