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Una gestión encomiable

El teniente general Carlos Luciano Díaz Morfa, pasado ministro de Defensa, al recién culminar su período al frente de esta crucial cartera, deja un legado que difícilmente será olvidado, sobre todo en los cuarteles.

Su gestión, marcada por la firmeza con humildad y un profundo compromiso con la seguridad nacional, ha sido un ejemplo de liderazgo y visión estratégica.

El teniente general Díaz Morfa asumió la compleja tarea encomendada por el Poder Ejecutivo con responsabilidad desde el primer hasta el último día.

En el ejercicio de sus funciones, logró consolidar una política de defensa coherente y efectiva, que no solo fortaleció la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, sobre todo en la frontera, sino que actuó, muchas veces hasta donde pudo, como muro de contención de aspiraciones a destiempo y desprovistas de méritos.

Entre sus logros destacamos la adquisición de equipos militares, incluyendo vehículos de motor, municiones, uniformes y pertrechos, lo que ha permitido a las Fuerzas Armadas estar mejor preparadas. En la medida de las circunstancias, mejoró la indispensable moral para enfrentar las amenazas contemporáneas.

Asimismo, como preocupado por el bienestar del militar y de su familia, en su gestión —apoyado en la voluntad presidencial—, se mejoraron significativamente los sueldos, se implementó un programa de adquisición de viviendas y otro de seguro médico, entre otros beneficios sociales sustanciosos.

Gracias a su enfoque, se implementaron programas de capacitación y actualización, que no solo mejoraron las habilidades del personal militar, sino que también elevaron sus estándares operacionales.

El pasado ministro de Defensa Carlos Luciano Díaz Morfa, militar medular, se distinguió por permitir a los Comandantes Generales del Ejército RD, Armada RD y Fuerza Aérea RD ejercer el mando directo de sus respectivas instituciones, sin presiones.

El impacto positivo de su gestión va más allá de los logros materiales y tangibles. También será recordado por su dedicación, fomentando el respeto de los principios democráticos y el resguardo del indispensable apartidismo militar.

Su despedida honrosa del ministerio de Defensa, después de 4 años con una encomiable capacidad de gestión, marca un capítulo sobresaliente en la historia de la defensa y la seguridad nacionales en la República Dominicana, aunque todavía queda un retador camino por recorrer hasta llegar al puerto de la institucionalidad auténtica y permanente.