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VIVENCIAS

El latrocinio como signo de estatus social

Para san Agustín son los propios vicios, si se pisotean, que sirven para hacer una escala con que remontarse a las alturas. Es por igual el vicio, el que atormenta aun en medio de los placeres, y se representa bajo apariencia de virtud.

Vale recordar que el fundamento de la sociedad humana es la honestidad, que además de la justicia, comprende la templanza, la fortaleza, la prudencia, la verecundia. Justicia, que, según Ulpiano, es voluntad perpetua y constante. Así, en Cicerón, toda virtud debe manifestarse como acto expreso, como acción de la voluntad, entendiendo, que está acompañada siempre de un resultado: la utilidad.

Agregando, que se manifiesta por el decoro, que supone diferentes grados, el supremo de los cuales es el determinado por la libertad, consecuencia de la salud de la República, ajeno a quienes el mucho admirar a la riqueza los ha llevado a la corrupción y perversión de las costumbres (Acerca de los deberes, 1ra. Edición, México: UNAM, 2009, pp. 2-3;105).

En realidad, lo que da tanta ventaja a los impostores y defraudadores es que seamos seducidos por las invenciones y acuerdos políticos de aposento, o simplemente para perjudicar a alguien en particular. Tal parece, que todos somos muy dóciles para “imitar lo depravado y vergonzoso” (Juvenal. 

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