Pensando
Marileidy, símbolo nacional
Tu esfuerzo fue reconocido desde lo alto por la dignidad que mostraste al subsistir sin la ayuda de un Estado y una dirección olímpica, que debe proteger el talento de sus futuros atletas y no favorecer una dirigencia en su enriquecimiento personal. Bajemos la cabeza frente a las declaraciones de Marileidy Paulino y admiremos y respetemos la entrega patriótica de su virtud, ejemplo de la juventud dominicana. Hoy eres reina del mundo en la carrera de atletismo de los 400 metros planos, manejando la velocidad en el espacio a recorrer, marcando el ritmo y dosificando tus fuerzas para no quedar rezagada. Una carrera agotadora, reservando la energía y administrando tus pisadas, para poder llegar al “sprint” decisivo en la recta final, ya que en esta competencia de 400 metros se considera el “sprint prolongado” decisivo para el triunfo. Científicamente se califica como una “prueba mortal” porque somete al organismo a un estrés que fatiga el cuerpo invariablemente en la etapa final. Marileidy, no te llegó la mortalidad, sino la inmortalidad de representar dignamente tu país sin los recursos necesarios para alcanzar la gloria, fue más grande el don que Dios te concedió para vencer los obstáculos. Con tu ejemplo el gran mensaje de que nuestra política deportiva es deficiente, apoya más el bienestar de los dirigentes que la necesidad de los atletas; y al negocio de las sedes deportivas, en menoscabo de la capacitación y preparación de los atletas. Esperamos el verdadero cambio para bienestar de la juventud deportiva nacional.