Umbral
África en el nuevo escenario geopolítico
Los 840 kilómetros de frontera compartidos por Níger y Mali guardan historias de trasiegos que van desde lo material hasta lo cultural y religioso, siempre acompañados de frecuentes episodios de tensión ocasionados por el contrabando y la migración, como suele ocurrir con los pueblos que comparten líneas fronterizas. No obstante, estas cercanías geográficas pueden conducir a la convergencia de intereses comunes como es el caso de estos países “sahelinos”. Esta realidad explica las acciones militares de Francia en Mali en el 2013, pues resulta que esta región, envuelta en toda suerte de actos violentos que van desde los movimientos yihadistas, hasta las de bandas criminales que se disputan territorios, ponía en riesgo los intereses galos y, para evitar que los ataques a las minas de uranio, y el secuestro de trabajadores de las empresas mineras trasladados a territorio vecino, los franceses lanzaron su ataque para proteger su preciado recurso energético de Níger.
La información del medio británico a que he hecho referencia inicia su nota informativa relatando que “mientras los aviones de combate de Francia bombardeaban…bases y depósitos islamistas en el norte de Mali, un despliegue de fuerzas especiales francesas fue enviado al vecino país Níger”. El presidente nigerino, Mahamadou Issoufu, justificó la incursión militar francesa en su país alegando que el objetivo de la intervención militar extranjera era proteger las minas de uranio. El mandatario africano fue incluso más específico al expresar que el interés protector estaba centrado en la mina de Arlit operada por Areva, una compañía de capital francés, que de acuerdo con el despacho citado, jugaba entonces “un papel esencial en la minería de aquella rica y empobrecida nación.
La conexión entre Níger y Mali quedaba clara, y el presidente francés, Francois Hollande, despejó las dudas al afirmar, de acuerdo a lo contado por BBC, que la incursión militar francesa en Mali continuaría hasta “restaurar” su “integridad territorial”, lo que es compresible desde el punto de vista de los franceses, pues la pérdida de control político de este país ponía en riesgo la estabilidad del vecino, responsable de suministrar una parte importante del uranio que necesita la segunda potencia europea para sostener su sistema energético. Y es que, de acuerdo a la opinión de Jesús García-Luengos, experto en asuntos africanos, citado en la información referida, “existe una relación directa entre la estabilidad del Sahel y los intereses sobre seguridad energética de Francia en Níger”. Abdou Dia, otro conocedor de estos asuntos, opinó para el mismo medio que no hay que olvidar el hecho de que “Francia tiene muchos intereses económicos con todos los vecinos de Mali”; destacando, por supuesto, a Níger, por lo que sabemos: el uranio.