La dictadura de Maduro: ¿Contra las cuerdas?
Es probable que al gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, le cueste más robarse las elecciones de este domingo 28 de julio que en ocasiones anteriores. Aunque ya cometió varios fraudes electorales, hay nuevos acontecimientos que podrían arruinar sus planes de manipular el conteo de votos.
En días recientes, una sorpresiva declaración del presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y la decisión del líder brasileño de enviar una delegación de alto nivel para observar la votación, han elevado enormemente la presión sobre Maduro para que respete los resultados electorales.
Lula, quien en el pasado había sido tibio a la hora de criticar los fraudes electorales de Maduro, dijo el lunes que gobernante venezolano “necesita respetar el proceso democrático”. Añadió, refiriéndose a Maduro, que “cuando pierdes, te vas a casa y te preparas para presentarte a otras elecciones”.
Brasil y varios otros países latinoamericanos están preocupados de que una nueva ola de represión gubernamental y protestas callejeras en Venezuela pueda llevar a millones más de venezolanos a buscar refugio en países vecinos. Casi 8 millones de venezolanos ya se han ido del país en años recientes.
La presencia de la delegación de expertos electorales brasileña en Caracas será muy importante para ayudar a prevenir un probable plan de Maduro para manipular el recuento de votos, me dijeron varios líderes opositores. El grupo de observación de Brasil en Venezuela estará encabezado por el principal asesor presidencial de política exterior de Lula y exministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.
Por supuesto que Maduro podría inventar cualquier resultado electoral, pero pagaría un costo político muy alto si el gobierno brasileño -al que no puede acusar de ser un lacayo de Estados Unidos- concluyera que se robó las elecciones. “La declaración de Lula es tremendamente importante, porque Brasil es el líder de América Latina, y porque Lula es el líder democráticamente electo que tiene mayor influencia sobre Maduro”, me dijo el expresidente boliviano Jorge “Tuto” Quiroga, quien planea viajar a Caracas con el grupo IDEA de expresidentes para monitorear las elecciones.
Hasta hace poco, Maduro esperaba ganar su reelección para un tercer mandato prohibiendo postularse a la máxima líder de la oposición, María Corina Machado; negando el derecho a votar a 4,5 millones de venezolanos que viven en el exterior, y limitando el acceso de los candidatos opositores a la televisión en Venezuela.
Aun así, nada de eso le funcionó. El candidato opositor Edmundo González Urrutia, respaldado por Machado, lidera las encuestas por más de 20 puntos porcentuales.
González Urrutia me dijo en una entrevista reciente que le resultará difícil a Maduro hacer un fraude en el conteo de votos, porque la oposición tendrá observadores electorales en todo el país. “Tengo entendido que tendremos testigos en el 100 por ciento de los lugares de votación”, me señaló González Urrutia.
La forma en que Maduro podría intentar hacer un fraude en el conteo de votos es anunciando poco antes del cierre de las urnas a las 6 p.m. que todavía hay largas filas de personas esperando para votar, y alargando el horario de votación hasta altas horas de la noche para poder hacer la trampa cuando haya menos observadores electorales.
En el pasado, el régimen de Maduro usó esas horas extras para llenar las urnas en áreas remotas del país con votos falsos de personas muertas o que viven en el extranjero. Para evitar que eso suceda, la oposición planea tener al menos dos observadores con teléfonos inteligentes en cada lugar de votación, quienes tomarán fotos de las actas y las enviarán a tres centros de datos ubicados respectivamente en Caracas, Madrid y Washington. Los teléfonos podrán enviar las imágenes a través de VPN en caso de que el régimen interrumpa los servicios de Internet.