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RD, un imán para la inversión extranjera

En el desafiante y competitivo escenario global, marcado por crisis, conflictos y un entorno geopolítico reminiscentes de los peores años de la Guerra Fría, la República Dominicana se ha constituido en un destino confiable para la inversión extranjera directa (IED). Este logro no es producto del azar, sino el resultado de una serie de factores estratégicamente alineados que han catapultado a esta pequeña nación caribeña a la atención mundial.

Sin temor a exagerar, la estabilidad política y el crecimiento económico sostenido han sido los pilares fundamentales de esta transformación. En una región frecuentemente sacudida por la inestabilidad, y por consiguiente, marcada por una precaria seguridad jurídica, nuestro país se destaca como un refugio sólido para los inversores. Las políticas gubernamentales han creado un entorno propicio para los negocios, consolidando así la confianza del capital extranjero.

La economía del país ha evolucionado notablemente. En 2023, nuestras exportaciones alcanzaron los 13 mil millones de dólares, con productos destacados como equipos eléctricos, instrumentos médicos y tabaco. Sin embargo, la verdadera fortaleza económica reside en los servicios, que representan el 57% del PIB, con el turismo a la cabeza. Con 8 millones de visitantes en 2023, superando incluso a Brasil, el turismo no solo ha impulsado la economía local, sino que también ha creado un ambiente atractivo para la inversión en infraestructura y otros servicios.

Estados Unidos ha sido un socio clave, aportando el 30% de las inversiones extranjeras en 2023, seguido por España con 670 millones de dólares, equivalentes al 15% del total. Este flujo constante de capital ha sido determinante para el desarrollo de proyectos de infraestructura y energía, como el parque solar de Monte Plata, el más grande de su tipo en el Caribe, subrayando nuestro compromiso con las energías renovables.

El Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento económico del 5.4% para la República Dominicana este año 2024, una proyección superior a la de la mayoría de los países de la región. Esta perspectiva positiva refuerza la percepción del país como un destino atractivo y seguro para la inversión. La diversificación económica, que abarca desde el turismo hasta la energía y otros sectores emergentes, ha sido clave para este éxito.

El apoyo estatal ha sido fundamental. El gobierno ha facilitado el financiamiento necesario para proyectos de gran envergadura en los sectores turístico y energético, actuando como un catalizador para el crecimiento y la modernización del país. La financiación de proyectos de energía renovable y el apoyo continuo a la industria turística han posicionado a la República Dominicana como un líder en el ámbito financiero regional.

A pesar de estos logros, el país todavía enfrenta desafíos que deben ser abordados con urgencia para mantener su atractivo como destino de inversión. La mejora de la infraestructura, la educación y la capacitación laboral son áreas críticas que requieren atención. La infraestructura debe modernizarse y expandirse para soportar el crecimiento continuo y facilitar el comercio y la inversión. La educación y la capacitación laboral son esenciales para crear una fuerza laboral competente y adaptable, capaz de satisfacer las demandas de una economía en expansión y atraer aún más inversiones extranjeras.

Es imprescindible mantener la estabilidad política y económica. La confianza de los inversores extranjeros depende en gran medida de la percepción de estabilidad y seguridad que ofrece el país. Cualquier titubeo puede desalentar y revertir los avances logrados.

El informe de Latinometrics sobre la inversión en la República Dominicana presenta un panorama lleno de oportunidades. La combinación de un crecimiento turístico robusto, una diversificación económica efectiva y un entorno político estable nos ha posicionado como un destino único. Con proyecciones económicas favorables y una infraestructura financiera sólida, la República Dominicana está bien afianzada para continuar su trayectoria de crecimiento y éxito en el escenario global. La clave para mantener este impulso radica en abordar los desafíos internos y seguir mejorando las condiciones que han hecho del país un imán para la inversión extranjera.