TESTIGO DEL TIEMPO

Trump

Quienes financian campañas políticas para traficar contratos públicos, desprecian a los presidentes John F. Kennedy, Ronald Reagan y Donald Trump, porque se autofinanciaron. A Kennedy lo mataron, Reagan y Trump sobrevivieron a intentos de asesinatos.

El caso de Kennedy, 61 años después, sigue en nebulosa, ignoramos quiénes ordenaron su asesinato. Nadie nunca creyó que Lee Harvey Oswald actuó solo. Afloran nuevas versiones desmintiendo las viejas versiones oficiales. Dicen que John Warnock Hinckley disparó contra Reagan para “impresionar” a la actriz lesbiana Jodie Foster.

Si dicen que quien intentó matar a Trump actuó por razones personales, estarán escondiendo la verdad; conocer esas verdades es muy peligroso.

En mayo del 1972 el presidente Richard Nixon, le dijo a los jefes del FBI y la CIA, que él sabía “quiénes ordenaron matar a Jack” (Kennedy), en junio empezó el escándalo de Watergate, terminó con la renuncia de Nixon.

No es coincidencia que Bob Woodward, el reportero del Washington Post que cubrió el escándalo tuviese la mejor fuente de información anónima, a quien llamaron “garganta profunda”. Michael Felt, entonces subdirector del FBI, le pasaba informaciones a Woodward quien, antes de ser periodista en el Post, era oficial de inteligencia de la Marina estadounidense.

Ahora vendrá una guerra de información y desinformación, pero definitivamente Trump se consagró como la víctima indiscutible del temido, siniestro “estado profundo”. La foto de Trump con el rostro ensangrentado esgrimiendo su puño en actitud combativa, será un emblema político.

Se había dicho desde hace tiempo, que la única forma de impedir el triunfo de Trump era matándolo. Quienes trataron de impedir que Trump tome el poder, ahora saben que si él retorna a la Casa Blanca ellos perderán la partida.

Queda una sola pregunta, ¿quiénes planearon el ataque contra Trump, se quedarán de brazos cruzados, o seguirán intentando?