Pensando
Un camino doloroso
Es preocupante el estado de inseguridad en que vivimos los dominicanos. Indudablemente que la impunidad y la corrupción se han combinado para crear un hoyo financiero y moral, que ha truncado las aspiraciones y el derecho a la educación de nuestros jóvenes, obstaculizando un patrimonio que podamos heredar en base a la administración de justicia y el respeto al dinero del presupuesto de la educación, que se ha visto afectado por el dolo de los administradores de turno en la política. Muchos recursos han sido hurtados y desviados en detrimento del nivel educacional de nuestra población. Todavía nuestra justicia no ha dado respuesta a la solución de esta práctica de lesa patria. Este camino doloso se manifiesta por la carencia de oportunidades a una juventud que se resiente y actúa consecuentemente irrespetando normas de conducta, que deben ser implementadas por el compromiso ineludible del Estado en salva guardar y transparentar la inversión en educación. Otro factor que ha provocado la conducta delictiva en nuestros jóvenes es la disolución de la familia sometida al deterioro de la calidad de vida por el alto costo de sus necesidades y la sobre carga tributaria desproporcional a lo que debemos percibir como derecho a una buena alimentación, salud, vivienda y educación; derechos primordiales del núcleo familiar y deberes impostergables del Estado. Enfrentemos decididamente estos retos y dejemos el camino doloso para transitar en la búsqueda de las verdaderas necesidades y seguridad de la familia.