La descarbonización del transporte
El poeta nacional Don Pedro Mir consignó en “Hay un país en el mundo” que nuestra isla está en el mismo trayecto del sol. Sin embargo en esa misma ruta, vulnerable a los desastres naturales, tales como huracanes, tormentas, polvo del Sahara, inundaciones, y hasta estar a lo largo de fallas tectónicas que amenazan activarse constantemente.
De manera que vivimos en una incertidumbre que empeora cuando los recursos públicos son mal administrados en una sociedad en derroches y deficiencia cultural. Pese a que tenemos una Estrategia Nacional de Desarrollo en vigencia, la cual está llegando a sus finales sin pena ni gloria en materia de medioambiente y en servicios básicos; ni mencionar equidad y pobreza.
En el caso particular del transporte, este sector constituye innegablemente una fuente de contaminación ambiental y de emisiones de gases peligrosos que pone en riesgo la salud de los dominicanos por el uso de combustibles fósiles y el predominio de chataras por doquier, incumplimiento de las leyes y falta de inversión en tecnología; panorama que marca el modelo de competitividad del país como ineficiente para alcanzar un real desarrollo sostenible, colocando la población vulnerable de las crisis económicas por encima del 45% en las actuales circunstancias, de acuerdo a fuentes internacionales.
Pregonamos orgullosos de que tenemos un campo vehicular en proporción de 1 por cada 2 habitantes como muestra de desarrollo económico, mas no pensamos en las consecuencias dañinas multiplicadoras que implican mantener una flota anticuada, con capacidad de contribuir en cerca de un 34% en gases de efecto invernadero al producir carbono en cantidad considerable, al colmo de ocupar el segundo lugar respecto al sector energético en nuestro territorio, dice el Banco Mundial en su último informe.
Esto quiere decir, que tenemos unidades motorizadas que generan en su conjunto efectos devastadores por cambio climático, que desencadenan migraciones e insalubridad, por tanto, movilidad humana en situaciones de alto riesgo.
Las políticas de Estado deberán orientarse en el futuro inmediato a transformar el transporte actual a moderno, el uso de combustible y la logística, no solo producir cambios modales de por sí, sino llevar un proceso que responda a análisis económicos mesurados y realistas de mitigación del carbono, para lo que nos obliga a repensar en una nueva arquitectura política e institucional, fundamentada en la integralidad de determinados planes de inversión y de disponibilidad de datos estadísticos fiables que potencialicen la coordinación y la transversalidad en factores imprescindibles para las actuaciones y gobernanzas nacionales.
Los dominicanos tenemos que considerar que el deterioro en la red vial producto de las lluvias constituye parte de los graves desafíos en tan complicados temas climático y de movilidad, sobretodo cuando contamos con un 35% del sistema vulnerable a las inundaciones que consecuentemente ponen en riesgo a sus usuarios y las comunidades circundantes.
El tiempo cada vez más me da particular razón, cuando por invitación de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), organismo que prepara Las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno en Iberoamérica, nos invitara a su Congreso celebrado en Madrid en el año 2009, titulado Protegiendo Vidas; en mi intervención ante todos los organismos internacionales, incluyendo ONU, solicité que en una próxima revisión de las agendas globales, en ese entonces Desarrollo de los Objetivos del Milenio y del Protocolo de Kioto, integraran el tema de la Seguridad Vial por la alta incidencia del mismo. Así, insté a los gobiernos a no postergar el tema por las crisis que persistían en esos tiempos. Reflexiones tomadas en cuenta a partir del 2015 en Objetivos de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático.
Terminada mi disertación en ese evento, el Gobierno de la Federación de Rusia, representada por Victor Kiryanov, General Coronel, Jefe del Departamento de Seguridad Vial y Ministro del Interior, me extendiera otra invitación para repetir mis palabras, como en efecto lo fue, en la Conferencia Ministerial Mundial sobre Seguridad Vial en Moscú, la cual pediría a Naciones Unidas por resolución, declarar 2011-2020 Primer Decenio de Acción Global para la Seguridad Vial, proceso que como activista trabajamos a esos fines durante 6 años.